Plagas olvidadas regresan ahora con fuerza por el cambio climático y las condiciones de pobreza.
Su presencia era habitual a principios del siglo pasado,
pero ahora en el primer mundo se están dando las condiciones idóneas para que
plagas olvidadas como las chinches se cuelen en los hogares. En los últimos
cinco años las llamadas «chinches de la cama» han vuelto con fuerza. Según un
estudio de la Universidad Autónoma y de la Asociación Nacional de Empresas de
Control de Plagas (Anecpla) en los últimos cinco años se ha elevado en un 70%
la prestación de servicios de control de estos incómodos acompañantes en España
y Portugal. Este es uno de los datos que se han presentado en el Congreso
Profesional Expocida Iberia que se celebra en Madrid.
Las chinches de la cama son insectos de actividad nocturna
que se alimentan exclusivamente de sangre, preferentemente humana, por lo que
suelen alojarse en lugares próximos a su fuente de alimentación. Colchones,
mesillas de noche, sofás, armarios, ropa de cama o somieres, son un refugio
habitual de estos insectos que producen molestas picaduras y que se ha
convertido de nuevo en un problema social a nivel mundial.
España «no es ajena a esta incipiente plaga, erradicada en
el país hace medio siglo, y que se ha convertido en un daño emergente en Europa
y Estados Unidos, así como otros países desarrollados entre los que destaca
Australia», señala la asociación. Entre las causas, Milagros Fernández de
Lezeta, directora general de Anecpla, señala al cambio climático y al aumento
de la pobreza. «La crisis podría ser uno de los factores que haya potenciado la
reaparición de este tipo de plagas», al entender que «se ha invertido menos
dinero, por ejemplo, en el mantenimiento de instalaciones».
Instaladas en las viviendas
Según el estudio de la Universidad Autónoma, un 80 por
ciento de las empresas relacionadas con el control de insectos asegura haber
llevado a cabo servicios de control de chinches. La mayoría de los tratamientos
se han llevado a cabo en las viviendas (el 35 por ciento), en los hoteles,
hostales y pensiones (el 30 por ciento), albergues (10 por ciento), hostelería
(5 por ciento), seguido de residencias de ancianos, transporte público,
colegios, guarderías, universidades y centros de ocio.
Canarias y la cuenca mediterránea están entre las zonas más
afectadas en España, por el tránsito de mercancías y equipajes contaminados.
Fuente: ABC
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