Hace poco más de diez años el Diclorvós era el componente habitual de los formulados insecticidas debido a su potente efecto de choque. Gracias que se modificó su grado de peligrosidad, considerando el formulado como tóxico con proporciones superiores al 6%, mientras que anteriormente se toleraba hasta un 9% como nocivo. Como gran parte de las empresas del sector de Control de Plagas sólo estaban autorizadas para utilizar productos nocivos, la modificación provocó un cambio inmediato en los formulados, por ejemplo, por Tetrametrinas, para mantener el grado de nocivo.
Sólo habían pocas empresas autorizadas para tratamientos con formulados tóxicos, como el Bromuro de metilo, que podían seguir utilizándolo con el mismo grado de efectividad anterior. Además su utilización requería usar el LOM -libro oficial de movimientos-.
La vida del Diclorvós siguió por la utilización de aerosoles domésticos, hasta que en el mercado se terminaron todos los disponibles.
Esperemos que todo el diclorvós inhalado no nos pase factura al personal del sector, así como al personal de las zonas tratadas.
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