Barcelona pierde uno de sus tres nidos de una especie
protegida con la rehabilitación de la torre Macosa | La electifricación de la
torre le impide no sólo criar a las aves, sino que sirve de atalaya para sus
descansos y avistamientos | "Lo que ha ocurrido es inadmisible", dice
el técnico experto en la fauna
Barcelona ha perdido uno de sus pocos nidos de halcones
peregrinos. La ley obliga a preservar esta especie protegida y su hábitat,
incluyendo sus nidos. Sin embargo, el proyecto de restauración de la torre
Macosa, una vieja edificación de Aguas de Barcelona situada frente a Diagonal
Mar, ha cerrado sus paredes a cal y canto. Y se pierden las opciones de que el
animal pueda criar allá. En su momento, como solución, el arquitecto
responsable de la obra y los técnicos de fauna habían propuesto como
alternativa instalar un nido en una chimenea cercana, también de Macosa; pero
los responsables del distrito de Sant Martí se opusieron con el argumento de
que los halcones ya no estaban en el edificio y que, además, la chimenea estaba
catalogada y no puede cambiar su aspecto. Además, se ha electrificado la parte
superior de la torre de Macosa. En este caso, pues, se protege un elemento
singular del patrimonio arquitectónico y no una especie del patrimonio natural,
aunque en el caso de la Sagrada Familia se demuestra que ambas actuaciones
pueden convivir en perfecta armonía.
La desaparición del nido de halcones en la torre Macosa
simboliza toda una contradicción. A pesar de que el Ayuntamiento lleva a cabo
un plan para reintroducir este animal en la ciudad, ha sido incapaz de evitar
que una obra destruya el nido y complique la vida a esta población. En
Barcelona, sólo hay nidos de halcones en el acantilado de Montjüic y en la
Sagrada Familia (y dos más en el área metropolitana: uno en la térmica de Sant
Adrià y otro en el edificio Realia de l'Hospitalet).
"Lo que ha ocurrido es inadmisible, algo impropio de
una ciudad moderna. En capitales como Londres y Nueva York, en donde nos
queremos mirar, cualquier rehabilitación exige preservar allí una especie
protegida", señala Eduard Durany, el técnico colaborador del Ayuntamiento.
Durany recuerda que este hecho vulnera la ley sobre conservación de la biodiversidad,
y podría ser denunciable como posible delito ecológico. Durany, que ejecuta el
plan para reintroducir esta especie desde 1999, dice que se ha perdido uno de
los mejores lugares para estas aves.
Los halcones estuvieron criando en la torre Macosa desde el
año 2004, gracias a los ejemplares liberados en el Port de Barcelona los años
2001 y 2002, dentro del proyecto de reintroducción de esta especie. Los
halcones encontraron en la torre un lugar perfecto para establecerse. Luego,
sin embargo, la irrupción de intrusos en la torre impidió la cría, hasta que
las obras de rehabilitación han acabado con el nido.
Antoni Vilanova, el arquitecto que ha llevado a cabo los
trabajos, afirmó que desde el año 2009 ya no criaba el halcón, lo que relaciona
con la irrupción de unos furtivos en la torre (que estuvo desprotegida).
Además, explicó que la rehabilitación (que persigue hacer visitable el lugar)
era incompatible con los halcones, puesto que la parte superior se ha
acondicionado como un mirador; y la presencia humana hubiera perturbado la vida
de los halcones. Por eso, se optó por no acondicionar el nido y se buscó como
solución instalar o acondicionar un nido en la chimenea cercana del mismo
complejo, aunque la propuesta se quedó por hacer en el Distrito de Sant Martí.
Eduard Durany estima que la mejor opción hubiera sido abrir
obertura en la chimenea y colocar un cajón en su interior, algo perfectamente
viable.
"Si un edificio está catalogado, no se puede tocar, y
sí, en, cambio, se puede "tocar" un animal que está protegido, ¿Quién
dice que debe primar el criterio del arquitecto o el urbanista, y no el de un
naturalista o un ecólogo?", se interroga Durany. "Ambas protecciones
son compatibles. Se está vulnerando la ley, y podría intervenir el fiscal de
medio ambiente", agrega Durany.
Fuentes del Distrito de Sant Marti indicaron que desconocen
este asunto, pues el proyecto de rehabilitación, casi terminado,
"corresponde al gobierno anterior". Aun así admiten que su ejecución
"denota una falta de sensibilidad" hacia la protección de los
animales. "Estamos dispuestos a estudiar qué se puede hacer a partir de
ahora, aunque es difícil encontrar una solución", agregaron.
Durany critica, además, la electrificación de la torre.
"No sólo se ha perdido un punto de cría para esta especie protegida, sino
que la rehabilitación ha incluido la instalación en lo alto de la torre de un
sistema de cables eléctricos disuasorios para ahuyentar las aves, con lo cual
los halcones han perdido también este emplazamiento como lugar de reposo y
observación de su territorio".
"Con el pretexto que ahuyentar a las palomas se está
perjudicando a otras muchas especies que desde el punto de vista humano nos son
beneficiosas, como los son los vencejos o los murciélagos, incansables
devoradores de insectos", agrega Durany. Una de las primeras consecuencias
de que no haya halcones es el más que probable incremento de gaviotas que
criarán en los tejados y terrazas de alrededor de la torre, ya que las rapaces
defiendan el nido y su entorno de otras aves intrusas, agrega Durany. El
especialista en fauna critica además que, en vez de destinar la torre a ser un
lugar de observación del halcón peregrino –es una especie singular que prefiere
la ciudad para vivir-, se destine a crear un mirador, aunque cualquier edificio
de la zona es mucho más alto. Durany agrega que si en el lugar no habían criado
los halcones en los últimos años era por las perturbaciones introducidas en el
lugar. "Pero hay halcones en la zona, y ahora hace falta que les dejen
criar. Y ese lugar era perfecto", insiste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario