martes, 29 de enero de 2019

Cara a cara con la avispa asiática

Mucho se ha dicho y escrito sobre la avispa asiática en los últimos años, con más o menos acierto; sobre su origen, su biología o su capacidad destructiva....  ¿Pero cómo es realmente el trabajo de campo de las personas que mantienen una estrecha relación con la Vespa Velutina? De la mano de Antoni Armengol, que las estudia diariamente con pasión desde hace dos años, nos adentramos hoy en escenas poco conocidas del quehacer de este insecto.






Estamos en la comarca catalana del Baix Montseny, una zona amable para la avispa asiática, por la abundancia de arroyos, espacios abiertos y actividad apicultora. Se avistó aquí por primera vez en el 2016 y, desde entonces, el vuelo ruidoso y potente de la Vespa Velutina se hace cada vez más habitual en la zona.



Con atención, Antoni Armengol sigue el comportamiento de una reina en un nido embrionario que, con mucha paciencia, ha conseguido trasladar e instalar en el terrario de su casa. Esto le ha permitido observar y fotografiar escenas intimas del animal; como su afán por dar calor a los primeros huevos que puso o la laboriosa tarea de masticar el tórax de las abejas para que las larvas puedan ingerirlas.

Ser reina fundadora, una tarea titánica

Tras el período de hibernación, la reina fundadora de avispa asiática tiene por delante una auténtica hazaña para mantener la supervivencia de la especie: construir el nido embrionario, poner huevos, incubarlos, alimentarse con azúcares e hidratos de carbono que obtiene de plantas, frutas o miel, ampliar el nido, poner más huevos, cazar para alimentar las primeras larvas, masticar el alimento para ellas y, además, estar siempre vigilante para defender el nido.

Su afán es conseguir que nazcan, lo antes posible, avispas obreras que la ayuden a realizar la mayor parte de estas tareas. Y, para ello, una vez que completen la metamorfosis, en sus primeros días como adultas la reina les enseñará a realizarlas. Cuando el número de obreras sea suficiente, la reina dejará de salir y se dedicará principalmente a la puesta de miles de huevos y a dirigir el nido.



En su primer día de trabajo como adultas, las avispas obreras permanecen en el nido y aprenden de la reina a incubar los huevos y las pupas. En el nido embrionario, la reina realiza esta tarea cada vez que vuelve al nido, después de recolectar materiales para la construcción del nido, de alimentarse o de cazar. El tiempo de incubación puede variar, según la temperatura ambiental y el tiempo que se haya ausentado del nido, entre 10 y 40 minutos cada vez.

En el caso de los huevos, que están enganchados a la pared de la celda en su parte superior, la avispa les aporta calor colocándose en el exterior de la celda. Posteriormente, cuando la descendencia alcance la fase de pre-pupa y pupa también recibirá el calor de la reina, esta vez por la parte inferior de la celda, colocándose sobre el opérculo. Por el contrario, en la fase intermedia, la larva, no necesitará de este aporte de calor.


En el segundo día de vida, las nuevas avispas adultas aprenden a preparar el alimento para las larvas. La reina les enseña, entregándoles una parte de la fuente de proteína, normalmente el tórax de una abeja o de otro insecto, y mostrándoles como mascarlo para destruir la capa de quitina que protege a lo que queda de su víctima, hasta crear una masa blanda, que las larvas pueden ingerir.


Incapaces de digerir la proteína sólida, las avispas asiáticas sólo cazan insectos para alimentar a sus compañeras que se encuentran en estado larvario (alrededor de 13-16 días), necesitadas de proteínas para desarrollarse, que reclaman el alimento rascando en la celda si tienen hambre.
Como recompensa, la larva, a su vez, entrega a la avispa adulta un cóctel líquido de aminoácidos, que la alimenta.

Armengol les ofrece en el terrario abejas muertas, que obtiene de la colmena de un amigo apicultor, y observa como primero les cortan las extremidades (patas y alas), después la cabeza y el abdomen, y finalmente cogen el tórax e inician el proceso de mascado para quitarle la caparazón de quitina, un proceso que dura entre 10 y 25 minutos. El tórax del insecto cazado se convierte en una masa blanda, con la que alimentaran a varias larvas a la vez.



No obstante, ni las reinas ni las larvas rechazan el experimento de ofrecerles carne de pescado, del que la reina corta un pedazo, igualmente lo masca hasta crear una masa blanda, y las larvas lo ingieren con avidez.


En el tercer día, las nuevas adultas realizan su primer vuelo. La próxima tarea que aprenden las obreras de la reina es a ampliar el nido, una auténtica joya arquitectónica. Para ello, la fundadora entrega material de construcción a las obreras y les muestra cómo hacerlo.

La tarea de ampliación del nido es constante, mediante una superposición de capas, formadas con una pasta que las avispas fabrican masticando hojas, corteza de árbol o incluso maderas estructurales. En el interior se disponen, en pisos, las celdas donde la reina pone los huevos, y tras su eclosión, se desarrollan los estadios de larva, pre-pupa, pupa y finalmente, tras completar la metamorfosis, saldrán las nuevas avispas adultas.

Las celdas del nido pueden ser reaprovechadas varias veces. Una prueba de ello es el recuento de meconios, o masa de desechos metabólicos que expulsa cada larva al final del estadio larval, y que se van acumulando en la celda.



Una vez que termine su ciclo, con la llegada del frío, el nido será abandonado y no volverá a ser utilizado en la primavera siguiente. La humedad del invierno hace que en él se desarrollen hongos entomopatógenos, que resultan tóxicos para las larvas. Las reinas fecundadas que lo abandonen en otoño para hibernar escondidas, construirán en primavera nuevos nidos embrionarios, a partir de los cuales se crearán nuevas colonias.

Finalmente, para completar su aprendizaje, seis o siete días después de convertirse en adultas, las obreras saldrán del nido para empezar a cazar. Como para muchas otras especies, para la Vespa Velutina cazar representa un riesgo y sólo lo hará para cubrir las necesidades de las larvas.

¿Cuál es su capacidad real de destruir insectos?


Es este un punto sobre el que se barajan muchas cifras, en ocasiones desorbitadas, y sobre el que Antoni Armengol argumenta en base a su experiencia de campo. Para él, los cálculos deben asentarse sobre las necesidades de las larvas, únicas consumidoras de insectos en el nido, y no por la capacidad de caza o la vida útil de una avispa.

Desde este punto de vista, la capacidad destructiva de insectos que tiene una avispa asiática, está lejos de ciertas afirmaciones realizadas en los medios, como que cada avispa puede matar de 25 a 50 insectos al día, que una decena de avispas asiáticas pueden matar 30.000 abejas en una semana, o que un nido de Vespa velutina en todo su ciclo extermine a 50 millones de insectos.

El daño que la avispa está produciendo en la biodiversidad y la apicultura ya es enorme, sin necesidad de magnificarlo o llevarlo a la espectacularidad no suficientemente contrastada.

Si tenemos en cuenta las observaciones de la atareada vida de la Vespa Velutina, veremos que es prácticamente imposible que pueda cazar de 25 a 50 insectos al día. Dado que la avispa asiática es un animal diurno y que por la noche su actividad cesa, le faltarían horas para ello.



En condiciones óptimas, salir a cazar puede llevarle 10 minutos, mascar el alimento para las larvas y dárselo entre 10 y 25 minutos, alimentarse ella para recuperar energía 8-10 minutos. A lo que hay que sumar el tiempo empleado en sus tareas de recolección de material y construcción del nido, así como el tiempo dedicado a la incubación de huevos y pupas, que es mayor cuanto más tiempo se ausenta del nido. De modo que multiplicar, por ejemplo, la cantidad estimada de avispas en un nido por lo que pueda tardar en cazar un insecto y llevárselo al nido no nos aportará cifras reales de insectos destruidos.

Para conocer la capacidad destructiva de la avispa parece más acertado fijarse en la cantidad de insectos que consume una larva en los aproximadamente 13-16 días de estadio larval y en la cantidad de larvas viables que puede albergar un nido durante su ciclo de actividad.



Según las observaciones de Armengol, en cautividad cada larva consume entre uno y dos insectos (abejas) diarios, durante un periodo aproximado de 13 días; con una cantidad orientativa total de entre 18 y 21 insectos por larva. Una cantidad más fiable pero igualmente preocupante, dada la enorme capacidad reproductiva y expansiva de la especie.

 Para saber la cantidad de larvas que ha albergado un nido, Armengol desmonta la construcción y recuenta los meconios que hay en las celdas, en las que ocasionalmente pueden acumularse hasta cuatro de ellos. Dependiendo de las dimensiones del nido, que puede llegar a alcanzar el metro de altura y los 80 cm de diámetro, y teniendo en cuenta la optimización del uso de sus espacios, la cantidad de larvas que puede llegar a albergar un nido es enorme.

El resultado de sus cálculos es que un solo nido necesita matar entre 800.000 himenópteros polinizadores en el caso de los nidos medianos  y de 2,0  a  2,5  millones los más grandes.



Estos datos pueden variar en libertad, ya que las avispas pueden ocasionalmente alimentar a sus larvas con proteína que no proviene de insectos, y por otra parte, la duración del estadio larval se considera un poco más largo que los 13 días registrados en el terrario, alrededor de los 16 días (Archer, 2012).

¡Cuidado con acercarse al nido!


Por experiencia, Antoni Armengol sabe que la Vespa Velutina es un insecto normalmente pacífico, que puede transformarse rápidamente en un enemigo potencialmente mortal.

En sus vuelos de reconocimiento, buscando alimento o agua, la avispa es pacífica y prácticamente ignora la presencia humana. Pero su humor cambia si se siente agredida y, muy especialmente, si percibe peligro para el nido.

Armengol diferencia dos tipos de comportamiento del insecto en estas situaciones. En una ocasión recibió la picadura de una Velutina molesta, en acción de defensa. Fue una picadura rápida, dolorosa y con sensación de escozor, y el insecto se retiró rápidamente de su cuerpo.



En la segunda ocasión, la picadura se produjo después de tratar un nido con insecticida. Una vez realizado el tratamiento, se alejó a una distancia prudencial del nido para observarlo y, sintiéndose ligeramente indispuesto, se sacó un guante del traje de protección, momento que aprovechó una avispa en acción de ataque, que llevaba prendida del traje, para propinarle una picadura.

En este caso no fue dolorosa y el insecto permaneció enganchado varios segundos inyectando veneno, sin que él pudiera atinar a separarlo. Rápidamente perdió la visión y el habla, respiraba con dificultad y, ya tendido en el suelo, no podía moverse y perdió el conocimiento.

Tuvo mala suerte, la picadura fue directamente en la trayectoria de una vena y los efectos del cóctel de once sustancias neurotóxicas que compone el veneno de la avispa hicieron un efecto inmediato. Gracias a la presencia de sus compañeros y la rápida intervención de los servicios médicos, la experiencia no pasó ser de un terrible susto.

No obstante, él insiste en que la avispa es pacífica, pero hay que tener muy claro que acercarse a un nido es peligroso. Y resalta la necesidad de dar aviso, siempre que se detecte uno, al ayuntamiento correspondiente para que gestione su retirada mientras está activo.



Para las personas interesadas en la Vespa velutina, Armengol acaba de poner en funcionamiento el blog vespavelutina.cat, donde irá publicando experiencias, conocimientos y reflexiones sobre la avispa asiática.

Fuente: Publicado en Higiene Ambiental el martes 29 de mayo de 2018

Para más información enlazar con:

Las imágenes las he conseguido tras una búsqueda en Google Imágenes por “vespa velutina Armengol”, pues las fotos de la referida fuente están realizadas por Antoni y Jidith Armengol. Les agradezco que las hayan compartido en la red.



¿OBRERA O SOLDADO? DESCUBIERTA LA CLAVE DE SU DESARROLLO


Los científicos han resuelto un misterio cuya clave escapaba a Charles Darwin: la diversidad de tamaño y proporción en las hormigas obreras. Han dilucido el mecanismo que regula el desarrollo de las hormigas soldados y el mantenimiento del equilibrio entre las castas de hormigas obreras.



Asimismo han descrito el papel fundamental de un “órgano” rudimentario aparentemente sin ningún interés que aparece transitoriamente durante el desarrollo de las hormigas soldados. Los órganos “rudimentarios” efímeros  son, en realidad, tejidos que se forman durante la fase embrionaria del desarrollo de un organismo. Son los vestigios de un órgano más desarrollado presente en un antepasado lejano. la colonia regula la presencia de dichos órganos con objeto de mantener constante la relación entre el número de soldados y el de las obreras Minor dentro de la sociedad de hormigas.



Científicos de la Universidad McGill han resuelto un misterio cuya clave escapaba a Charles Darwin. La incapacidad del célebre naturalista para resolver este misterio lo había inducido incluso a poner en tela de juicio su propia teoría de la evolución. Habiendo formulado esta teoría partiendo del principio por el cual la selección natural se efectúa a la escala del individuo, que lucha por sobrevivir y reproducirse, se preguntaba cómo una simple colonia podía reproducir hormigas obreras con tal diversidad de tamaño –ya se trate de las obreras Minor, que tienen una cabeza pequeña y un cuerpo poco voluminoso, o de las hormigas soldados, que se distinguen por su cabeza gorda y por sus mandíbulas gigantescas- en particular si, al igual que las hormigas del género Pheidole, son estériles. ¿La respuesta? Según un artículo publicado hoy en la revista Nature, la colonia genera ella misma soldados y asegura el equilibrio entre el número de obreras soldados y minor gracias a un “órgano” rudimentario aparentemente sin ningún interés que aparece transitoriamente durante las últimas fases del desarrollo larvario únicamente en determinadas hormigas: las que se convertirán en soldados.



“Se trata de un descubrimiento totalmente inesperado. Científicos habían observado que un “órgano” rudimentario aparentemente sin interés alguno aparecía de repente durante el desarrollo de las hormigas soldados y luego desaparecía. Supusieron entonces que este fenómeno se producía bajo el efecto de las hormonas y de la alimentación que permiten a las larvas transformarse en soldados”, explica Ehab Abouheif, del Departamento de biología de la Universidad McGill y autor jefe del estudio.

Ehab Abouheif


Rajendhran Rajakumar, autor principal del estudio, añade: “Hemos descubierto que estos “órganos” rudimentarios no aparecen bajo el efecto de las hormonas y de la alimentación, sino que son ellos los que rigen la creación de soldados. Su presencia transitoria regula el crecimiento rápido de la cabeza y del cuerpo de los soldados que, al cabo de este proceso, presentan una cabeza enorme, unas mandíbulas gigantescas y un cuerpo de gran tamaño”.

Rajendhran Rajakumar


El Profesor Abouheif estudia las alas de las hormigas desde hace 23 años. Se interesa en particular al papel del disco imaginal del ala, estructura que aparece de manera transitoria durante las últimas fases del desarrollo larvario en las hormigas soldados, y ello, incluso si éstas están desprovistas de alas. Durante 9 años, el biólogo y su equipo han estudiado esta estructura en laboratorio. Así, mediante varias técnicas quirúrgicas y moleculares han cortado unas partes de estos discos rudimentarios en las larvas de hormigas soldados del género Pheidole, cuyas especies son muy extendidas y diversificadas. Los investigadores han descubierto que influían sobre el crecimiento de la cabeza y del cuerpo de los insectos. Asimismo han descubierto que podían adaptar el tamaño de las hormigas soldados cortando en distintos grados los discos imaginales de las alas. Esta intervención dio lugar a una reducción correspondiente del tamaño de la cabeza y del cuerpo de los insectos. Los trabajos de estos investigadores demuestran por primera vez el papel fundamental de los discos imaginales del ala en el desarrollo de las hormigas soldados.


 La misión de las hormigas soldados: mantener el equilibrio dentro de la colonia


Además,  los investigadores han descubierto que el conjunto de la colonia mantiene el equilibrio entre el número de hormigas soldados y de obreras minor asegurando la regulación del crecimiento de los discos rudimentarios de las alas en las larvas. Según unos estudios anteriores se sabe que la relación entre el número de obreras minor y de soldados se mantiene relativamente constante en todas las colonias de hormigas del género Pheidole, es decir del 90 al 95% de minor y del 5 al 10% de soldados. Los investigadores de la Universidad Mc Gill han descubierto que las hormigas soldados mantenían esta relación constante parando el crecimiento del disco rudimentario de las alas mediante una feromona inhibidora cuando la colonia tenía demasiados soldados. Sin embargo, ésta puede aumentar muy rápidamente el número de hormigas soldados cuando una amenaza se cierne sobre ella o que el número de soldados disminuye por alguna razón, porque los discos rudimentarios de las alas sólo aparecen durante las últimas etapas del desarrollo larvario.





Los órganos rudimentarios: ¿más importantes de lo que se creía?


A la luz del descubrimiento realizado por su equipo en la hormiga, el Profesor Abouheif menciona la posibilidad de que estos órganos rudimentarios puedan tener un papel mucho más importante de lo que se pensaba sobre el desarrollo de un organismo. “Hasta ahora, se creía que estos órganos ya no tenían ninguna función y que sólo eran los testigos  de un proceso evolutivo y de la existencia de antepasados comunes. Ahora que hemos sacado a la luz el papel fundamental de los discos rudimentarios del ala para las colonias de hormigas del género Pheilode, tenemos que volver atrás y examinar otros órganos rudimentarios a la luz de estos nuevos conocimientos. ¿Quién sabe lo que vamos a descubrir?”



Fuente: Universidad McGill. Rajendhran Rajakumar et coll.

Publicado en ANECPLA: el 11 de diciembre de 2018:


Las imágenes las he obtenido por una búsqueda en Google Imágenes por "Pheidole". Agradezco a sus autores por compartirlas en la red.