Cada pareja de estas especies pueden consumir hasta 700
roedores diarios en los meses de cría, unos 35.000 en cada municipio
VALLADOLID, 5 (EUROPA PRESS)
Una iniciativa destinada a prever plagas de topillos y
desarrollada por el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat
(Grefa), se encarga de repoblar con ejemplares de cernícalos vulgares y
lechuzas la comarca castellanoleonesa de Tierra de Campos, para lo que ha
instalado unos 300 nidos de estos depredadores que se alimentan de roedores de
campo.
Asimismo, cada pareja de estas especies pueden consumir
hasta 700 topillos diarios en los meses de cría, que van desde marzo hasta
agosto, lo que puede suponer unos 35.000 roedores por jornada en cada
municipio.
Estos y otros datos preliminares del proyecto de Control
Biológico de las Plagas de Topillo, en el que participan organismos de la talla
del Centro de Estudios Superiores Científicos (Cesic) y de la Universidad de
Valladolid (UVA), se darán a conocer el próximo jueves, 9 de febrero, en el
Centro Cívico Integrado Zona Este de la capital vallisoletana.
El encuentro, organizado por la Asociación para la
Conservación y Estudio y la Naturaleza en Valladolid (Acenva) y cuyo acceso es
gratuito, comenzará a las 20.00 horas y contará con el técnico de Grefa Alfonso
Paz como ponente.
El proyecto, puesto en marcha en 2009, se ha centrado en la
instalación de nidos artificiales en tres municipios de la comarca como son
Villalar de los Comuneros (Valladolid), Boada de Campos (Palencia) y San Martín
de Valderaduey (Zamora), este último en plena Reserva Natural de Las Lagunas de
Villafáfila.
En declaraciones a Europa Press, Paz ha explicado que la
difusión de cernícalos y lechuzas resultan "mucho más efectivas y menos
perjudiciales" para el entorno que los plaguicidas químicos, los cuales
además "siempre llegan tarde".
PLAGAS CÍCLICAS
"Las plagas de topillos son algo cíclico que una vez
comienzan ya no se pueden parar, pero que duran poco tiempo porque el aumento
de individuos colapsa enseguida", ha añadido, ante lo cual ha subrayado
que "a parte de aplicarse cuando ya no hay remedio", los plaguicidas
químicos "no sirven de nada", pues los topillos "por sí mismos
desaparecen".
En este sentido, Alfredo Paz ha recordado que el empleo de
productos químicos resultan "muy dañinos" para el entorno debido a
que "causan el envenenamiento de numerosas especies" como las
liebres, que se alimentan de la carroña infectada de los topillos, según ha
explicado.
No obstante, el técnico de Grefa ha reconocido que el
proyecto puesto en marcha incluye el estudio de los posibles "efectos
secundarios" que también podría tener el incremento de las poblaciones de
cernícalos y lechuzas en otras como las alondras, que podrían verse
desplazadas, aunque por el momento "no se ha descubierto nada que apunte
hacia ello".
En cualquier caso, Paz ha advertido de que la "prueba
de efecto" de esta iniciativa será la próxima plaga, algo que se produce
de manera "cíclica" cada cinco años "aproximadamente",
aunque esto depende de factores como la temperatura, la pluviosidad o los
resultados de las cosechas.
Por ello, ha asegurado que el objetivo del programa es
continuar durante varios años hasta alcanzar la década, periodo en el que
espera "extender los nidos a otros municipios" donde estas especies
se encuentran "muy disminuidas" debido a la "deforestación"
de la zona que impide que formen sus nidos, o los atropellos de ejemplares
ocurridos en las carreteras.
300 NIDOS INSTALADOS
Actualmente, los 300 nidos instalados se reparten de forma
equitativa entre las tres localidades mencionadas, en terrenos agrícolas, los
cuales han permitido un incremento "exponencial" de las poblaciones
de cernícalos vulgares y lechuzas, de forma que cada núcleo ha pasado de
albergar "de dos o tres parejas hasta cerca de 50".
Según ha afirmado Alfonso Paz, ambas especies se alimentan
de roedores que, durante el 60 o el 80 por ciento del año son topillos
campesinos.
Fuente: La Vanguardia
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