Las técnicas de obliteración de la lámina de agua
(TOLA) para el control del desarrollo larvario de mosquitos urbanos están
basadas en disponer una capa flotante de materiales inertes granulados en los
puntos de cría para impedir la puesta de huevos y provocar la asfixia de las
larvas ya existentes. Son una opción sostenible y rentable para tratar
instalaciones no practicables o inhabilitadas, que se convierten en criaderos
de mosquitos en zonas urbanas.
Mosquito tigre Aedes albopictus (foto copiada de Google Imágenes)
Las técnicas
TOLA para el control larvario
Además de
una molestia, los mosquitos son un riesgo relevante para la salud pública, que
se ha visto incrementado con la llegada de Aedes Albopictus, el mosquito tigre,
potencial vector transmisor de varias enfermedades.
Roger
Eritja, entomológo del Servei de Control de Mosquits del Consell Comarcal del
Baix Llobregat, explica en un artículo publicado en la Revista de Salud
Ambiental las características, y algunos ejemplos de aplicación con éxito, de
las técnicas TOLA para controlar las poblaciones de mosquitos en zonas urbanas.
Las técnicas
de obliteración de la lámina de agua estarían dentro de las estrategias del
control integrado de mosquitos y de los tratamientos antilarvarios, que son
actualmente la estrategia predominante en los países desarrollados.
Los
tratamientos antilarvarios implican, según Eritja, una mayor carga de trabajo
ya que introducen la necesidad de información sobre los focos de cría
acuáticos, pero mejoran la eficacia y la selectividad, ya que las larvas se
encuentran confinadas y concentradas en masas de agua accesibles.
El control
físico de las larvas consiste básicamente en la eliminación o la modificación
de los puntos de cría mediante saneamiento, gestión estructural o
neutralización física. Estas operaciones, que encuentran su máxima aplicación
en los hábitats artificiales, son definitivas y por tanto más rentables a medio
o largo plazo que las aplicaciones semanales de larvicidas.
Mosquito común Culex pipiens (foto copiada de Google Imágenes)
Alterar la
interfase agua-aire
Las larvas
de los culícidos requieren una interfase agua/aire estable para poder respirar
de forma aérea mediante su sifón. Cualquier acción sobre el agua que altere
esta interfase puede resultar en la definitiva eliminación de las larvas.
Para este fin
es adecuada la aplicación de materiales inertes en gránulo sobre la superficie
del agua, cubriéndola de una capa flotante de material poroso.
Estas
técnicas son aplicables cuando la masa de agua está confinada por paredes,
siendo una solución indicada en situaciones de inaccesibilidad a fincas en
entornos urbanos, que impide la aplicación periódica de biocidas y que suelen
conllevar problemática social por un estado de abandono.
La eficacia
es, según el artículo, total, ya que se
evita la oviposición por parte de las hembras al no disponer de agua visible, y
también son eliminadas por asfixia las larvas presentes en el momento de la
aplicación.
Experiencias
positivas
Dos
experiencias de aplicación de la técnica, gestionadas desde el Servei de
Control de Mosquits del Consell Comarcal del Baix Llobregat, son descritas en
el artículo: un sótano inundable y una piscina sin mantenimiento.
El primer
caso data de 1994 en un sótano de un edificio del delta del Llobregat
(Barcelona), que se inundaba por oscilaciones del freático superficial. Se
trataba de un espacio no practicable e inaccesible a las personas, donde pudo
introducirse, por orificios de ventilación, un producto industrial de
poliestireno formulado en bolas de 2 a 5 mm de diámetro.
En total, se
aplicaron 3 m3 del producto, con un peso total aproximado de 35 kg.,
neutralizandose una lámina subterránea de agua estimada en 235 m2, con una capa
superficial de bolitas de un grosor medio cercano a 1,5 cm.
Las
verificaciones en los dos años sucesivos indicaron que el material seguía en su
sitio como el primer día, y las quejas por exceso de mosquitos (Culex pipiens)
cesaron en lo sucesivo, siguiendo así en la actualidad, 18 años después.
Larva de mosquito común Culex pipiens (foto copiada de Google Imágenes)
El segundo
ejemplo describe el problema planteado en el 2011 por una piscina, clausurada y
precintada por orden judicial, sin mantenimiento y en la que aparecieron
elevadas poblaciones larvarias, compuestas mayoritariamente por mosquito común
(Culex pipiens) y Culiseta longiareolata pero también por algunos mosquitos
tigre (Aedes albopictus), para gran molestia de los habitantes de los edificios
vecinos.
En este caso
fué necesario seleccionar y probar productos inertes, que reuniesen condiciones
de peso específico mayor que el poliestireno, para que al estar al aire libre
no se dispersasen accidentalmente, manteniendo su flotabilidad, inocuidad,
durabilidad y rentabilidad económica.
Se probaron
en laboratorio perlita, arlita, sepiolita y vermiculita, así como productos de
origen natural como la corteza de pino triturada, la fibra de coco y varios
tipos de granulado de corcho.
La mejor
solución la aportó una mezcla de perlita y serrín de corcho con granulometría gruesa. La perlita aportaba una capa de 1,8 cm de grosor, con la mejor relación
entre calidad, coste y durabilidad pero con una peor flotabilidad. El serrín de
corcho ofrecía mejores prestaciones en la flotación, aunque debido a su granulometría podía generar pequeños huecos que permitiesen localmente la cría de los mosquitos.
Con la
combinación de ambos productos, a 10 l/m2 cada uno, el corcho horneado y
triturado en grano grueso aportó la base de la estructura mientras que la
perlita permitió rellenar huecos finos y disminuir el coste global.
La eficacia
de la aplicación fue total. Al muestrear la subcapa una hora después de la
aplicación, las abundantes larvas presentes habían desaparecido y en revisiones
realizadas hasta 15 meses después de la intervención, se comprobó la
inexistencia de larvas y la capacidad de la lámina para asumir la caída de
objetos a la piscina, sellando por si misma el hueco a su alrededor.
Culiseta longiareolata (foto copiada de Google Imágenes)
Aspectos a
tener en cuenta
Según expone
Roger Eritja en el artículo, las TOLAS
son atractivas como soluciones definivas pero no deben aplicarse sin un
análisis previo realizado por técnicos experimentados, que evaluen cada caso
bajo criterios de seguridad, coste y beneficios obtenibles.
Deben
utilizarse solo en instalaciones no practicables o inhabilitadas, ya que la
retirada de la lámina de granulados para recuperar el funcionamiento normal de
la instalación será compleja e implicará un sobrecoste.
También debe
tenerse en cuenta la posible presencia de animales o personas, para los que la
lámina de gránulos pueda aparentar una superficie practicable al paso, actuando
como trampa y propiciando la caída dentro del agua.
Es
conveniente realizar una revisión periódica del material por si es necesario
rellenar huecos con nuevos aportes, especialmente en presencia de anfibios,
goteos u otros factores que incidan sobre la superficie.
Finalmente,
el autor destaca que no existe una regulación legal específica para este tipo
de intervención. Técnicamente puede
considerarse como una aplicación biocida pero no está sujeta a ese régimen al
no utilizar plaguicidas registrados, por lo que más bien debería seguirse la
legislación sobre residuos y medio ambiente, asi como las ordenanzas
municipales locales.
Fuente: Revista de Salud Ambiental
Si quieres leer el artículo completo: http://ojs.easyapps.es/index.php/rsa/article/view/331
Publicado en
Higiene Ambiental, el viernes 25 de enero de 2013
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