sábado, 26 de enero de 2013

Control larvario de mosquitos con técnicas de obliteración de la lámina de agua en criaderos


 Las técnicas de obliteración de la lámina de agua (TOLA) para el control del desarrollo larvario de mosquitos urbanos están basadas en disponer una capa flotante de materiales inertes granulados en los puntos de cría  para impedir la puesta de huevos y provocar la asfixia de las larvas ya existentes. Son una opción sostenible y rentable para tratar instalaciones no practicables o inhabilitadas, que se convierten en criaderos de mosquitos en zonas urbanas.

                            Mosquito tigre Aedes albopictus (foto copiada de Google Imágenes)

Las técnicas TOLA para el control larvario
Además de una molestia, los mosquitos son un riesgo relevante para la salud pública, que se ha visto incrementado con la llegada de Aedes Albopictus, el mosquito tigre, potencial vector transmisor de varias enfermedades.

Roger Eritja, entomológo del Servei de Control de Mosquits del Consell Comarcal del Baix Llobregat, explica en un artículo publicado en la Revista de Salud Ambiental las características, y algunos ejemplos de aplicación con éxito, de las técnicas TOLA para controlar las poblaciones de mosquitos en zonas urbanas.

Las técnicas de obliteración de la lámina de agua estarían dentro de las estrategias del control integrado de mosquitos y de los tratamientos antilarvarios, que son actualmente la estrategia predominante en los países desarrollados.

Los tratamientos antilarvarios implican, según Eritja, una mayor carga de trabajo ya que introducen la necesidad de información sobre los focos de cría acuáticos, pero mejoran la eficacia y la selectividad, ya que las larvas se encuentran confinadas y concentradas en masas de agua accesibles.

El control físico de las larvas consiste básicamente en la eliminación o la modificación de los puntos de cría mediante saneamiento, gestión estructural o neutralización física. Estas operaciones, que encuentran su máxima aplicación en los hábitats artificiales, son definitivas y por tanto más rentables a medio o largo plazo que las aplicaciones semanales de larvicidas.


                                Mosquito común Culex pipiens (foto copiada de Google Imágenes)


Alterar la interfase agua-aire
Las larvas de los culícidos requieren una interfase agua/aire estable para poder respirar de forma aérea mediante su sifón. Cualquier acción sobre el agua que altere esta interfase puede resultar en la definitiva eliminación de las larvas.

Para este fin es adecuada la aplicación de materiales inertes en gránulo sobre la superficie del agua, cubriéndola de una capa flotante de material poroso.

Estas técnicas son aplicables cuando la masa de agua está confinada por paredes, siendo una solución indicada en situaciones de inaccesibilidad a fincas en entornos urbanos, que impide la aplicación periódica de biocidas y que suelen conllevar problemática social por un estado de abandono.

La eficacia es, según el artículo, total,  ya que se evita la oviposición por parte de las hembras al no disponer de agua visible, y también son eliminadas por asfixia las larvas presentes en el momento de la aplicación.

Experiencias positivas
Dos experiencias de aplicación de la técnica, gestionadas desde el Servei de Control de Mosquits del Consell Comarcal del Baix Llobregat, son descritas en el artículo: un sótano inundable y una piscina sin mantenimiento.

El primer caso data de 1994 en un sótano de un edificio del delta del Llobregat (Barcelona), que se inundaba por oscilaciones del freático superficial. Se trataba de un espacio no practicable e inaccesible a las personas, donde pudo introducirse, por orificios de ventilación, un producto industrial de poliestireno formulado en bolas de 2 a 5 mm de diámetro.

En total, se aplicaron 3 m3 del producto, con un peso total aproximado de 35 kg., neutralizandose una lámina subterránea de agua estimada en 235 m2, con una capa superficial de bolitas de un grosor medio cercano a 1,5 cm.

Las verificaciones en los dos años sucesivos indicaron que el material seguía en su sitio como el primer día, y las quejas por exceso de mosquitos (Culex pipiens) cesaron en lo sucesivo, siguiendo así en la actualidad, 18 años después.  

                  Larva de mosquito común Culex pipiens (foto copiada de Google Imágenes)

El segundo ejemplo describe el problema planteado en el 2011 por una piscina, clausurada y precintada por orden judicial, sin mantenimiento y en la que aparecieron elevadas poblaciones larvarias, compuestas mayoritariamente por mosquito común (Culex pipiens) y Culiseta longiareolata pero también por algunos mosquitos tigre (Aedes albopictus), para gran molestia de los habitantes de los edificios vecinos.

En este caso fué necesario seleccionar y probar productos inertes, que reuniesen condiciones de peso específico mayor que el poliestireno, para que al estar al aire libre no se dispersasen accidentalmente, manteniendo su flotabilidad, inocuidad, durabilidad y rentabilidad económica.

Se probaron en laboratorio perlita, arlita, sepiolita y vermiculita, así como productos de origen natural como la corteza de pino triturada, la fibra de coco y varios tipos de granulado de corcho.

La mejor solución la aportó una mezcla de perlita y serrín de corcho con granulometría gruesa. La perlita aportaba una capa de 1,8 cm de grosor, con la mejor relación entre calidad, coste y durabilidad pero con una peor flotabilidad. El serrín de corcho ofrecía mejores prestaciones en la flotación, aunque debido a su granulometría podía generar pequeños huecos que permitiesen localmente la cría de los mosquitos.

Con la combinación de ambos productos, a 10 l/m2 cada uno, el corcho horneado y triturado en grano grueso aportó la base de la estructura mientras que la perlita permitió rellenar huecos finos y disminuir el coste global.

La eficacia de la aplicación fue total. Al muestrear la subcapa una hora después de la aplicación, las abundantes larvas presentes habían desaparecido y en revisiones realizadas hasta 15 meses después de la intervención, se comprobó la inexistencia de larvas y la capacidad de la lámina para asumir la caída de objetos a la piscina, sellando por si misma el hueco a su alrededor.

                                     Culiseta longiareolata (foto copiada de Google Imágenes)



Aspectos a tener en cuenta
Según expone Roger Eritja en el artículo, las TOLAS  son atractivas como soluciones definivas pero no deben aplicarse sin un análisis previo realizado por técnicos experimentados, que evaluen cada caso bajo criterios de seguridad, coste y beneficios obtenibles.

Deben utilizarse solo en instalaciones no practicables o inhabilitadas, ya que la retirada de la lámina de granulados para recuperar el funcionamiento normal de la instalación será compleja e implicará un sobrecoste.

También debe tenerse en cuenta la posible presencia de animales o personas, para los que la lámina de gránulos pueda aparentar una superficie practicable al paso, actuando como trampa y propiciando la caída dentro del agua.

Es conveniente realizar una revisión periódica del material por si es necesario rellenar huecos con nuevos aportes, especialmente en presencia de anfibios, goteos u otros factores que incidan sobre la superficie.

Finalmente, el autor destaca que no existe una regulación legal específica para este tipo de intervención.  Técnicamente puede considerarse como una aplicación biocida pero no está sujeta a ese régimen al no utilizar plaguicidas registrados, por lo que más bien debería seguirse la legislación sobre residuos y medio ambiente, asi como las ordenanzas municipales locales.

Fuente: Revista de Salud Ambiental

Si quieres leer el artículo completo: http://ojs.easyapps.es/index.php/rsa/article/view/331

Publicado en Higiene Ambiental, el viernes 25 de enero de 2013

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