sábado, 19 de octubre de 2013

¿Cómo marcar o trazar a las avispas invasoras?



Pensando cómo se podría marcar a las avispas asiáticas en vuelo, inicialmente aparece la fluoresceina. Siguiendo la búsqueda nos encontramos con los trazadores radioactivos, entre ellos nos encontramos la utilización en Francia de oro radioactivo sobre la miel, para estudiar la polimerización.

Más adelante me he encontrado en esta página:  http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001284/128400so.pdf
de la que traslado un trozo que creo interesante. De todas formas por las fotos adjuntas debe corresponder al siglo pasado, por lo que debería considerar su uso, según las precauciones actuales.

"LA PLAGA DE LOS INSECTOS.

Los insectos, bien sabido es, constituyen la forma de vida más próspera entre los animales terrestres. Gozando de un poder de multiplicación considerable, acrecentado además en algunos de ellos por la partenogénesis (la descendencia teórica, en una temporada, de un solo pulgón, llegaría a ser una masa de 828 mil millones de toneladas...), capaces por su constitución anatómica de soportar sin daño graves lesiones, con una facilidad de adaptación al ambiente que rebasa la imaginación (algunas
moscas son capaces de medrar en un agua tan fuertemente salada que no permitiría ninguna otra forma de vida, llegan a desarrollarse incluso en torno a las salidas de los pozos californianos, en medio del petróleo, y se las ve hoy, en múltiples especies, antes sensibles a los venenos sintéticos conseguidos
por la química moderna, resultar indiferentes a su acción), los insectos pululan por todas partes, y no han hecho más que aumentar en las condiciones actuales de la civilización. Infatigables aniquiladores, producen enormes daños al destruir de un modo continuo productos que sirven para nuestra subsistencia. Se evalúan en 2 000 millones de dólares las pérdidas anuales que sufre la agricultura en los Estados Unidos. En Asia, en Africa, en América del Sur, vastísimas extensiones cultivadas son periódicamente arrasadas por la langosta. Por no mencionar todas las especies -desde la filoxera hasta la dorífora, desde los saltamontes hasta los gorgojos, desde los pulgones hasta las diversas orugas- cuya actividad causa perjuicios en todos los países. Como es universalmente funesta la función de los portadores de gérmenes: los mosquitos que propagan el paludismo y la fiebre amarilla, el piojo,agente
transmisor del tifus exantemático, la pulga de la rata propagadora de la peste, por no hablar de los que también intervienen en fitopatología, provocando enfermedades de la caña de azúcar, de la remolacha, de las lechugas y de las judías.

La amenaza que representan ha movido desde hace algunos años a una coalición mundial. Pero, para poder acabar con el enemigo es necesario no ignorar nada de sus condiciones de vida, las modalidades de su reproducción, de lo que la favorece o contraría; los isótopos radiactivos van a facilitar sobremanera las investigaciones emprendidas.

Los primeros ensayos se hicieron con el mosquito vector de la fiebre amarilla, el Estegomia fascista, marcado con fósforo o con estroncio radiactivos. Ese marcado ha podido servir, tras la distribución de insecticidas, para hallar a los dípteros, incluso cuando se ocultaban a la vista ; ha permitido también estudiar sus migraciones, su radio de vuelo y su comportamiento según las condiciones meteorológicas; evaluar la amplitud, a partir de un sitio dado, de la difusión de la enfermedad que propagan.

El método isotópico tiene particular utilidad cuando se trata de especies cuya vida no puede ser observada, por transcurrir bajo tierra por ejemplo. Los investigadores canadienses han recurrido a los isótopos para seguir los desplazamientos de las larvas de grillos cebolleros, que llevan, durante varios años, una vida subterránea. Para marcar las larvas de esos coleópteros se introduce un filamento de cobalto radiactivo en la cavidad del cuerpo. Las radiaciones gamma emitidas, muy penetrantes como es sabido, han permitido precisar, en profundidad y en longitud, la circulación de las larvas, bajo un
espesor de una decena de centímetros de tierra.

Algunos insectos xilófagos, que acaban pacientemente con las maderas más resistentes, como los que atacaron las célebres armaduras de madera de roble de la abadía de Westminster y de la catedral de San Pablo en Londres, viven también ocultos. Y no solamente son descubribles por medio de los elementos radiactivos, sino también vulnerables: las radiaciones del cobalto 60 pueden alcanzarlos en el interior del maderamen; los huevos son muertos y los adultos esterilizados. Contra los gorgojos y otros indeseables, se recurre también actualmente con éxito a la acción biológica de las radiaciones ionizantes.
La técnica del marcado radiactivo es, por supuesto, aplicable a cualquier clase de animales, en particular a los migradores.

Para el estudio de los pájaros árticos, los naturalistas norteamericanos han utilizado con provecho las anillas de identificación marcadas con un trocito de cinc radiactivo. En todo el campo zoológico, las aplicaciones son innumerables.
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