Diversas son las causas que se asocian a la preocupante
desaparición de las abejas, una de ellas el uso de insecticidas en la
agricultura. Un estudio ha descubierto que estos insectos se sienten atraídos
por el néctar que contiene insecticidas neonicotinoides, que actuarían sobre su
cerebro creandoles adicción, de manera similar que la nicotina lo hace en el
cerebro humano.
abeja en una flor de colza |
El impacto de los insecticidas neonicotinoides sobre los
insectos polinizadores como las abejas, fundamentales para la biodiversidad y
la polinización de cultivos, es muy controvertido. Según estudios realizados,
concentraciones subletales de estos biocidas alteran el comportamiento de las
abejas sociales y reducen la supervivencia de las colonias.
En contra de esto, se argumenta que los efectos negativos
sólo surgen de la exposición a concentraciones de neonicotinoides mayores de
los que se encuentran en el néctar y el polen de las plantas tratadas o que las
abejas pueden elegir buscar alimento en otras flores disponibles no tratadas y
de este modo evitar la exposición.
En base a estudios realizados, la UE impuso en 2013
restricciones temporales al uso de cuatro neonicotinoides ampliamente
utilizados: fipronil, clotianidina,
imidacloprid y tiametoxam para proteger a las abejas.
Ahora, un estudio de la Universidad de Newcastle y el Trinity
College de Dublín, y publicado en la revista Nature, muestra que las abejas
melíferas (Apis mellifera) y los abejorros comunes (Bombus terrestris) son
atraidos por el néctar que contiene los insecticidas clotianidina, imidacloprid
y tiametoxam y que este hecho incrementa sus posibilidades de exposición a los
pesticidas hasta niveles elevados. Un mayor nivel de exposición se ha asociado
a riesgos de intoxicación con efectos agudos o crónicos sobre estos pequeños
insectos y disfunciones en el comportamiento de las abejas forrajeras, que
comprometen la supervivencia de la colmena.
Según las pruebas realizadas, cuando a las abejas se les da a
elegir entre una solución de azúcar que contiene neonicotinoides y otra que no,
prefieren alimentarse de la solución con los insecticidas.
Geraldine Wright, principal autora del estudio en el
Instituto de Neurociencia de la Universidad de Newcastle, afirma que "las
abejas no pueden degustar los neonicotinoides presentes en el néctar
contaminado y por lo tanto no les repelen y, lo que es peor, incluso prefieren
la comida contaminada con los pesticidas. Los neonicotinoides se dirigen a los
mismos mecanismos en el cerebro de la abeja que los que se ven afectados por la
nicotina en el cerebro humano. El hecho de que las abejas muestren una
preferencia por los alimentos que contienen neonicotinoides es preocupante, ya
que sugiere que, al igual que la nicotina, los neonicotinoides pueden actuar
como una droga, convirtiendo a los alimentos que contienen estas sustancias
nocivas en más gratificantes".
Si las abejas forrajeras prefieren recolectar néctar que
contiene neonicotinoides, este hecho podria tener un impacto negativo en cadena
sobre las colonias enteras y las poblaciones de abejas.
abeja sobre flor de colza |
Fuente: Universidad de Newcastle http://www.ncl.ac.uk/
Las fotos las he obtenido por una búsqueda "abeja colza" en Google Imágenes. Agradezco a los autores de las fotos por compartirlas en la red.
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