Un estudio publicado por el Museo de Ciencias Naturales y
por la Agència de Salut Pública de Barcelona, analiza los patrones de
distribución de la cotorra argentina en el hábitat urbano de Barcelona, una de
las ciudades en el mundo con mayor densidad de población de estas aves. Según
el estudio, la actividad humana es un factor determinante en el éxito del
establecimiento de esta especie invasora.
El estudio, publicado
en Animal Biodiversity and Conservation,
examina las variables responsables de la distribución de la cotorra
argentina (Myiopsitta monachus) dentro de hábitats urbanos, uno de los más
comunes para esta especie en áreas invadidas.
El objetivo de este análisis es predecir cuáles son las
variables ambientales indicativas de su hábitat preferido y permitir diseñar
las características del paisaje que hacen que estas áreas sean menos favorables
para estas especies.
El estudio fué realizado en Barcelona, ciudad con un área de
102,16 km2 (72,34% está edificada) y 73 barrios, de los cuales 51 están
colonizados por las cotorras argentinas. Desde 1975, en que fueron detectadas
por primera vez en la ciudad, la especie ha aumentado exponencialmente su
población y se ha extendido por toda la ciudad.
La cotorra argentina se caracteriza por la construcción de
muchos nidos dentro de una estructura comunitaria de ramas y palos fuertemente
entrelazados. Cada nido individual, que se denomina cámara, se utiliza para la
cria y el descanso durante todo el año y es reparado y reutilizado año tras
año. En 2001 se contabilizaron 313 nidos en Barcelona, mientras que en 2010 el
número se incrementó a 650 nidos, con 1.876 cámaras.
Factores más relevantes en la distribución de la cotorra
El modelo utilizado para el estudio, basado en 8 variables
preseleccionadas, mostró dos variables
relevantes que explican la abundancia de cotorras en la ciudad de Barcelona: la
densidad de los árboles y el porcentaje de personas mayores de 65 años.
Los árboles les aportan su principal fuente de alimento y un
lugar para apoyar y construir sus nidos.
Por otra parte, las personas mayores a menudo alimentan a la especie.
Los datos obtenidos apoyan la hipótesis de ‘la actividad humana' para explicar
cómo las especies invasoras pueden establecerse con éxito en un hábitat no
nativo, y subraya cómo la limitación de las fuentes de alimento, especialmente
la comida suministrada por las personas, puede ser la forma más sencilla de
ejercer cierto control sobre las poblaciones de cotorra argentina.
Metodología del estudio
Para elaborar el estudio se realizó un censo de cotorras
entre octubre de 2009 y marzo de 2010, marcando la posición exacta de los nidos
y el número de cámaras en su interior y trasladando las coordenadas a un
sistema GIS. Esta información, combinada con el mapa de los barrios permitió
conocer el número y características de los nidos dentro de cada barrio.
Asimismo, se recogieron datos socioeconómicos, demográficos
y urbanos de los barrios. De esta información se seleccionaron las variables
que más probablemente afectan a la distribución de la cotorra: la densidad
humana, el porcentaje de personas mayores de 65 años, el porcentaje de
edificios construidos antes de 1901 (construidos más estrechamente y con menos
posibilidad de tener alrededor parques o zonas verdes) y el porcentaje de
calles y carreteras (mayor posibilidad de darse zonas con árboles).
Las restantes variables se establecieron con datos del
Departamento de Parques y Jardines de la ciudad: porcentaje de césped por
barrio, porcentaje de arbustos, la densidad de los árboles (arboles/km2) y
porcentaje de superficie forestal por barrio.
De las 295 especies de árboles plantados que hay en
Barcelona sólo unos pocos son utilizados por las cotorras para alimentarse o
nidificar. La densidad del más utilizado Phoenix sp. y del aŕbol más presente
en la ciudad y cada vez más utilizado por las cotorras, el Platanus sp. se
incluyeron también como variables independientes.
Resultados
El estudio mostró que el modelo que mejor explica la
distribución de las cotorras se compone de las dos variables: densidad de
árboles y porcentaje de personas mayores de 65 años. El siguiente mejor modelo
incluye una variable más: la densidad de población humana.
Mientras que la posible preferencia de la cotorra por un tipo
de árbol no mostró ningún resultado significativo, la actividad humana si
resultó ser un factor determinante para explicar como la especie invasora puede
establecerse con éxito en un habitat no nativo.
Variables como el porcentaje de personas mayores de 65 años
y la densidad de población favorecen, según el estudio, la invasión de las
cotorras no sólo porque la actividad humana favorece la fuga y liberación de
individuos sino también porque las personas ( preferentemente mayores) les
aportan alimento.
Las cotorras han cambiado su comportamiento de alimentación
en los últimos años, adaptándose a las nuevas condiciones y al uso de recursos
alimenticios nuevos ofrecidos por las personas, principalmente los cereales y
el pan, y que representan hasta un 40% de la fuente de alimento de estas aves.
En base a los resultados obtenidos, el estudio sugiere que
la limitación de los recursos alimentarios proporcionados por la población
sería una forma razonable de controlar esta especie en hábitats urbanos. Sin
embargo, estudios que analicen nuevas variables son necesarios para comprender
mejor y determinar por qué las cotorras prefieren determinadas zonas en la
ciudad de Barcelona.
Articulo
original: R. Rodríguez-Pastor, J. C. Senar, A. Ortega,J. Faus, F. Uribe &
T. Montalvo:Distribution patterns of invasive Monk parakeets (Myiopsitta
monachus) in an urban habitat Animal Biodiversity and Conservation 35.1 (2012)
A su vez publicado en Higiene Ambiental el 16 de julio de 2012
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