martes, 27 de octubre de 2015

EL FIEL COMPAÑERO DEL HOMBRE: Demodex folliculorum


 CUANDO alguien escucha esta frase de inmediato la relaciona con un hermoso e inteligente animal, el perro, el que efectivamente tiene bien ganada la fama de ser el mejor amigo del hombre. Pero casi nadie sabe de la existencia de otro animal, de dimensiones muchísimo más pequeñas, que ha estado asociado a la especie humana y sus antepasados desde hace millones de años y en un contacto mucho más íntimo. Nos referimos al ácaro que los científicos conocen con el nombre de Demodex folliculorum (Simon).

Demodex folliculorum


Algunos, como piojos y pulgas, saltan a bordo ocasionalmente. Otros, como los Demodex y los microorganismos en nuestros intestinos están con nosotros toda la vida.

Este ácaro vive entre los poros de la cara, se alimenta del material secretado por las glándulas sebáceas, asociadas a los folículos pilosos. Ha acompañado al hombre a lo largo de toda su evolución, mucho antes de que pudiera considerarse como Homo sapiens. La convivencia de estas dos especies ha durado tanto que, a pesar de comportarse el Demodex como parásito, viviendo a expensas de su huésped, no causa ya ninguna molestia a éste, salvo en casos especiales en que se presenta una infección secundaria por bacterias, o cuando invade los folículos de las pestañas. En este último caso, puede originar gran irritación a los ojos, provocar la caída de las pestañas y constituir un problema serio, de difícil tratamiento. 

piel con Demodex folliculorum


Pero normalmente, los ácaros se distribuyen en toda la cara, sobre todo en la nariz, pómulos, barba, frente y párpados. Se encuentran en 20% de los adolescentes y en 100% de las personas adultas, cuyo cutis grasoso de poros abiertos y puntos negros es característico. A pesar de esto, la mayor parte de los humanos no saben y ni siquiera se dan cuenta que en su rostro albergan cientos de estos microorganismos; ninguno de ellos muestra síntomas de algún padecimiento; por el contrario, pueden verse sanos y fuertes y dado que estos ácaros estimulan la actividad de las glándulas sebáceas, esto lógicamente favorece la constitución grasosa de la piel de las personas mayores, retardando la formación de arrugas, de tan pronta aparición en las personas con cutis reseco y que, por lo mismo, están libres de Demodex. Por esta razón, algunas personas han llegado a considerar benéfica la presencia de este ácaro en la cara de los humanos.

rostro humano afectado por Demodex folliculorum


El acné, tan conocido entre la población de los jóvenes, es de naturaleza completamente distinta y nada tiene que ver con el Demodex, aunque ambos pueden coincidir en un mismo individuo; sin embargo, en la especie humana, por lo menos, el ácaro prefiere estar alejado de las supuraciones y se desarrolla mejor en individuos con piel sana. En el caso de otros mamíferos, la situación es distinta, como se verá más adelante.

Estos ácaros son tan pequeños que no se ven a simple vista; pueden medir desde 100 micrones en sus estados juveniles, hasta 400 micrones en su etapa adulta. Su cuerpo es alargado y estrecho, como el de un pequeño gusano, cubierta su piel con finas estriaciones transversales. Como todos los ácaros, las larvas poseen tan sólo tres pares de patas, a diferencia de las ninfas y los adultos que presentan cuatro pares de patas, sumamente cortas y anchas; sus artejos se ven como arrugas, y cada pata termina en un par de uñas cortas. Sus quelíceros son como pequeños estiletes o cuchillitos delgados, por medio de los cuales cortan las membranas de las células epiteliales que revisten los folículos, alimentándose de su contenido, así como del de las glándulas sebáceas; ésto lo van desintegrando por medio de enzimas digestivas contenidas en su saliva. La abertura genital de la hembra se halla en el vientre, por detrás del cuarto par de patas; en cambio, el macho presenta el órgano copulador o pene en posición dorsal y dirigido hacia delante, de manera que cuando estos ácaros copulan, el vientre de la hembra tiene que quedar sobre el dorso del macho.




Su aspecto general, tan diferente al de los demás ácaros, es el resultado de una adaptación a la vida prolongada en lugares muy estrechos, como son los folículos. Su diminuto tamaño permite que en cada folículo puedan habitar desde uno hasta varios individuos en sus diferentes estadios; estos ácaros tienen generalmente la boca dirigida hacia dentro de la piel. Los huevos, larvas y algunas hembras por regla general se localizan en el conducto piloso-sebáceo o en las glándulas sebáceas, mientras que las ninfas y los demás adultos se sitúan cerca de la abertura del folículo. En estos sitios se alimentan, se reproducen y llevan a cabo todas sus funciones, yendo de vez en cuando al exterior, sobre todo la hembra ya fecundada; éstos son los momentos propicios para infestar a nuevos huéspedes. Pasan de una persona a otra, cuando éstas ponen en contacto la piel de sus caras; el beso en la mejilla, tan frecuente en nuestros días entre familiares y amigos, es el mejor mecanismo de infestación.

Hasta no hace mucho se suponía que en el hombre nada más existía una sola especie, la mencionada Demodex folliculorum; sin embargo, ahora se sabe que puede haber otra, la Demodex brevis Akbulatova, con los mismos hábitos, aunque esta última parece preferir las glándulas sebáceas más que los folículos pilosos.

Demodex folliculorum en la base de los folículos pilosos


Mientras este ácaro, característico del hombre, se ha vuelto prácticamente inofensivo para su huésped que, por el largo tiempo transcurrido ya no reacciona ante su presencia (inmunológicamente hablando), las demás especies de Demodex que atacan a los diferentes mamíferos domésticos y algunos silvestres, son sumamente dañinas y en ocasiones de consecuencias fatales, sobre todo en el caso del perro. En estos animales los ácaros provocan la caída del pelo, primero cerca de los ojos, párpados y parte inferior de las patas anteriores. Pronto se acentúa esta caída del pelo, la piel se enrojece y en la cara aparecen pequeñas pápulas. Con el correr del tiempo, esto se generaliza por todo el cuerpo, acompañándose de pus sanguinolenta. El número de individuos es tan grande que pueden encontrarse hasta 200 ácaros en cada folículo; con frecuencia llegan a atravesar la piel, e invaden órganos internos y nódulos linfáticos; como el animal se rasca desesperadamente, esto favorece la invasión de bacterias piógenas, complicándose el cuadro con infecciones secundarias que pueden provocar situaciones dramáticas de los animales. Esto es lo que se conoce en medicina veterinaria como sarna demodécica o sarna folicular. Las especies que la originan en los distintos animales son las siguientes: D. caprae (Railliet) en la cabra, D. canis ovis (Railliet) en la oveja, D. equi (Railliet) en el caballo, D. cuniculi Pfeiffer en el conejo, D. bovis Stiles en el ganado bovino, D. cati Megnin en el gato, D. phylloides Csokor en el cerdo, entre otras.


 
Demodex folliculorum

Por ironías del destino, la más grave de estas sarnas animales, causada por D. canis Leydig, es la que se presenta en el perro, el otro fiel compañero del hombre.




Demodex folliculorum. Se observan los cuatro pares de patas delanteros.



Otras publicaciones que pueden ampliar la información anteriormente descrita:


Lucy Jones, BBC Earth, 13 mayo 2015. Historia original en inglés en BBC Earth  http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/05/150512_vert_earth_acaros_en_tu_cara_yv


Demodex folliculorum sobre la piel humana


Videos sobre el Demodex folliculorum y Demodex brevis:





Demodex folliculorum

La parte posterior del ácaro emerge del poro de la piel.


Las imágenes proceden de una búsqueda en Google Imágenes por "Demodex folliculorum". Agradezco a los autores de las mismas por compartirlas en Internet.

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