Las
garrapatas se están expandiendo, con el cambio climático y los inviernos más
suaves, a nuevas zonas geográficas en las que anteriormente no podian
sobrevivir. Y con ellas, se expanden también las bacterias del grupo Borrelia
burgdorferi sensu lato, responsables de la infección transmitida por picadura
de garrapatas más frecuente en las zonas templadas de Europa, América del Norte
y Asia: la Borreliosis de Lyme.
La
enfermedad de Lyme se expande geográficamente
El
aumento de las temperaturas cálidas a nivel global altera el funcionamiento de
los ecosistemas, y, en el caso del entorno de las garrapatas, esto no es una
excepción. Inviernos suaves y épocas
estivales largas hacen que podamos hallarlas activas antes de lo habitual, en
lugares inesperados y con mayores poblaciones.
El
calor, por ejemplo, potencia la reproducción y expansión de pequeños mamíferos,
que son reservorios naturales de la bacteria Borrelia burgdorferi y, al mismo
tiempo, hospedadores de las garrapatas que transmiten la infección a los
humanos. La temperatura afecta también a los desplazamientos de las aves
migratorias, otro medio de transporte para las garrapatas, que se desplazan con
ellas. Las aves adelantan sus migraciones y numerosas especies de aves del sur
se desplazan hacia el norte para criar.
Así,
los expertos consideran, por ejemplo, que la variante del virus de los dos
primeros casos en España de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, registrados en
2016, podrían haber llegado a España a través de garrapatas transportadas por
aves migratorias a las que parasitan, procedentes del norte de África.
Rick Ostfeld |
La
conjugación de factores climáticos y biológicos es, para el profesor Rick
Ostfeld de la Universidad de California (EEUU), una posibilidad para predecir
el riesgo y la incidencia de la Borreliosis de Lyme de una temporada para la
siguiente. Por ejemplo, una mayor cantidad de alimento o temperaturas altas,
que den lugar a un pico de población de ratones silvestres en una determinada
zona, implicará un mayor riesgo de contraer la enfermedad en la temporada
siguiente. Los ratones del año anterior son importantes porque son los que
infectan a las larvas y ninfas de las garrapatas, que se alimentan de ellos en
la primavera siguiente. A más ratones, más larvas infectadas y mayor
posibilidad de contraer la enfermedad.
Ostfeld
dirige actualmente el proyecto The Tick Project, en el que se estudian posibles
intervenciones ambientales para prevenir la enfermedad de Lyme y otras
patologías transmitidas por las garrapatas.
La
enfermedad de Lyme afecta al ser humano desde tiempos remotos, como muestra la
momia de Otzï, conservada en el hielo de los Alpes italianos desde hace 5.300
años y que padecía la enfermedad. Sin embargo, las nuevas condiciones
ambientales y una mayor concienciación sobre esta patología y sus factores de
riesgo, la han convertido actualmente en un relevante problema de salud pública
y en una de las enfermedades transmitidas por vectores con un mayor crecimiento
en Occidente.
Hasta
el punto de denominarla como la nueva epidemia del siglo XXI.
En los
últimos años su incidencia se ha multiplicado por 25 en los EEUU, estimándose
300.000 nuevos casos cada año, y en Europa se ha confirmado un notable aumento
de los casos documentados, que superan los 360.000 en los últimos 20 años. En
el Reino Unido, los casos se han multiplicado por 10 desde 2001. Y también
aumenta la incidencia en Asia.
En
España no hay estimaciones oficiales del número de casos anuales, pero debido a
que la Borrelia está extendida por toda Europa, extrapolando los datos se podría
hablar de entre 40.000 y 50.000 casos anuales.
En las
zonas endémicas de Europa, las especies de B. burgdorferi circulan entre las
garrapatas de la especie Ixodes ricinus, ampliamente distribuida en la
península ibérica, y sus huéspedes vertebrados, incluyendo muchas especies de
pequeños mamíferos y aves, que son los principales huéspedes de alimentación de
las larvas y ninfas.
Las
garrapatas adultas generalmente se alimentan de animales más grandes como
ciervos, ovejas y otros ungulados de gran tamaño, que no son competentes para
la Borrelia, pero ayudan a mantener la fase reproductiva de las garrapatas. Y
cuando saltan a otro huésped, como puede ser un humano, le transmiten la
infección a través de su picadura.
Como
explica la Asociación de Lyme ALCE, la enfermedad de Lyme, o borreliosis de
Lyme, es una enfermedad multiorgánica con manifestaciones principalmente
dermatológicas, reumáticas, neurológicas y cardíacas. La llaman “La Gran
Imitadora” ya que puede ser confundida con otras enfermedades, como la
Esclerosis Lateral Amiotrófica, Esclerosis Múltiple, Síndrome de Fatiga
Crónica, Fibromialgia, Alzheimer o Parkinson. Un hecho que dificulta su
diagnóstico y correcto tratamiento a tiempo con antibióticos y aumenta la
posibilidad de cause complicaciones crónicas severas en articulaciones, corazón
y sistema nervioso.
Dado
que no existe actualmente una vacuna efectiva para proteger a las personas
frente a Borrelia burgdorferi, la prevención se basa principalmente en evitar
las picaduras de garrapatas y en mantenerse alerta a posibles síntomas tras
exponerse en zonas endémicas a entrar en contacto con estos arácnidos.
Fuente:
http://www.caryinstitute.org, Open Mind
Publicado en Higiene Ambiental, el miércoles 6 de septiembre
de 20174
Lyme: una epidemia silenciosa en un mundo globalizado
El equipo de The Thick Project |
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