Por José de
Toledo | Apuntes de Naturaleza – mié, 28 nov 2012
Niebla en la selva
De Alvesgaspar, via Wikimedia CommonsUno de
los principios fundamentales de la Ciencia es que, según se va investigando en
algo y se van conociendo mejor los hechos, siempre salen nuevas preguntas. Es
decir, que es un trabajo que se va construyendo poco a poco. Recientemente se
ha publicado un estudio que demuestra este caso. Un grupo de investigación que
demostró que los mosquitos no se veían afectados por la lluvia, han publicado
un nuevo estudio, explicando que la niebla sí les afecta.
Este equipo
presentó sus resultados sobre el vuelo en condiciones de lluvia hace casi un
año. Estudiaron a distintos mosquitos volando bajo la lluvia con una cámara de
grabación ultra-rápida, capaz de grabar 4.000 fotogramas por segundo. Con los
datos que obtuvieron, pudieron llegar a una conclusión: la lluvia afecta a los
mosquitos pero no les impide volar por dos razones.
La primera,
que el número de veces que una gota cae sobre cada animal es muy pequeño. Y la
segunda, que debido a la estructura del cuerpo de estos insectos la fuerza se
disipa de tal manera que no impide el vuelo y los lleva a chocarse contra el
suelo.
foto publicada en bbc.co.uk
Y sin
embargo, no son capaces de volar cuando hay niebla. Cuando los científicos se
dieron cuenta de este hecho, se quedaron sorprendidos. A fin de cuentas, las
gotas que forman la niebla son mucho menores que las de la lluvia. Los
mosquitos debían ser capaces de volar en dichas condiciones.
Para
encontrar la solución a este hecho, volvieron a realizar grabaciones con la
misma cámara ultra-rápida. Y descubrieron que, efectivamente, podían levantar
el vuelo. Lo que no podían era mantener la dirección, y que en todos los casos
los animales volvían a posarse.
foto publicada en photaki.es
Pero, ¿por
qué ocurre esto? Al estudiar con detalle los vídeos, los investigadores
encontraron la clave. Los mosquitos utilizan unas estructuras denominadas
halterios o balancines para mantener la dirección durante el vuelo y realizar
los giros. Estas estructuras provienen del segundo par de alas, que se
modifican y toman un tamaño muy pequeño para poder realizar sus funciones.
Y ahí es
donde se encuentra el problema. Los balancines funcionan de una manera muy
parecida a los giroscópios, y proporcionan información sobre la posición del
animal. Como los balancines son tan pequeños, se ven mucho más afectados por
las gotas de niebla. Cuando se produce este fenómeno meteorológico, los
mosquitos no son capaces de percibir correctamente su posición. Ante este
problema, se posan en tierra y evitan volar.
Tal y como
explican los autores del trabajo, las razones por las que un mosquito y un
avión no vuelan cuando hay niebla son las mismas: quien debe pilotar no puede
percibir correctamente su entorno. En el caso de los humanos es por un problema
de visibilidad, y en el de los mosquitos por sus giroscópios, pero en el fondo
la razón es la misma.
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