El
arquitecto del futuro se basará en la imitación de la naturaleza, porque es la
forma más racional, duradera y económica de todos los métodos“. (Antoni Gaudí)
Las termitas
de África subsahariana tienen algo muy importante que enseñarnos acerca de la
forma en que construimos nuestras casas. Los conocidos termiteros, montículos
de barro que construyen, aparentemente al azar, son reconocidos por su
capacidad para regular y controlar las condiciones del interior de sus hogares.
Increíblemente,
estas “edificaciones” pueden mantener el mismo nivel de comodidad que las
nuestras, con toda nuestra tecnología artificial. Las termitas son capaces de
hacerlo mediante la construcción de complejos conductos y canales, que
consiguen los objetivos de una forma bastante más más eficaz y eficiente que la
nuestra.
Las termitas
necesitan una temperatura prácticamente constante de 30 ºC para sobrevivir ,
por lo que mantienen la temperatura dentro de su nido con una oscilación del
orden de 1 ºC, entre el día y la noche, mientras que la temperatura exterior
puede oscilar entre máximas de 42 °C y mínimas de 2 °C, es decir con una
oscilación del orden de 40 ºC.
Con millones
de habitantes, literalmente, en un solo montón de tierra, ubicado en un nido
enterrado unos pocos metros por debajo de la superficie, se enfrentan a un reto
formidable para ventilar la colonia y mantener tanto la temperatura y como la
humedad en valores constantes, mientras que en el duro entorno exterior se dan
condiciones meteorológicas en las que la colonia perecería.
Existen
varias construcciones biomiméticas (imitando a la naturaleza) en distintos
lugares del mundo; por ejemplo, el edificio Eastgate, un complejo de oficinas
en Harare (Zimbabwe), con un sistema de aire acondicionado que imita el modelo
de los montículos climatizadores de las termitas, con lo que para su
climatización total, este edificio consume sólo el 10 % de la energía de un
edificio convencional de su tamaño, o lo que es lo mismo se ahorra un 90% de
los costes de climatización.
Teniendo en
cuenta que, a nivel global, el consumo asociado al funcionamiento de los
edificios representa el 40% de toda la energía utilizada por la humanidad,
resulta que aprender a diseñar y construir, según el modelo de las termitas, es
de vital importancia de cara al desarrollo sostenible.
Para
nosotros los humanos, es inconcebible que actualmente los recursos de energía
renovable por sí solo puedan suministrar suficiente energía para nuestro
desarrollo. Sin embargo, se estima que existen unos 500 kilogramos de termitas
por cada ser humano vivo, y esa enorme cantidad de seres se organizan para que
los recursos renovables les basten y les sobren, lo que demuestra que deben
estar haciendo algo mejor que nosotros.
La
climatización que han ideado las termitas es cavar una especie de
acondicionador del aire, en la base de la estructura, que enfría el aire
(cuando se requiere) por medio de cámaras excavadas en el barro húmedo y al
mismo tiempo (cuando se requiere) envía el aire caliente a la parte superior, a
través de un conducto basado en el “efecto Venturi”. Cuando es necesario, las
termitas modifican los circuitos de canalización, con la apertura de nuevos
túneles y el taponamiento de otros, para regular el calor y la humedad
(Auténticas Técnicas de Climatización).
Existe un
tipo de termitero con una estructura en forma de torre, donde el sistema de
refrigeración empleado sería la envidia de cualquier ingeniero, pues a la vez
que consiguen mantener constante la temperatura, realizan una ventilación y
renovación del aire, expulsando el dióxido de carbono al exterior e
introduciendo oxígeno al interior. El gran número de termitas, hasta varios
millones, generan calor y dióxido de carbono, que hay que eliminar para
proteger a la colonia, que ocupará la parte central del nido, de forma que el
aire caliente y cargado de dióxido de carbono ascenderá a través de las
galerías laterales, y gracias a la porosidad de las paredes se producirá la
difusión del dióxido de carbono hacia el exterior y del oxígeno hacia el
interior. De la parte inferior del termitero parten canales hasta el nivel
freático, donde las obreras recogen el barro para la fabricación del termitero.
Las termitas
son como extraterrestres en nuestro propio planeta, de forma que han necesitado
especializarse para su supervivencia, debiendo construir sus hábitats con la
misma diligencia que sería necesaria para la construcción de una colonia humana
en otro planeta.
Mientras
nosotros luchamos para obtener más y más energía para crecer con nuestras
actuales tecnologías, las termitas han evolucionado sus métodos de
construcción, utilizando únicamente fuentes de energía renovables y
aprovechando todo lo que la naturaleza les ofrece, sobre el terreno, en el
sitio de construcción, para optimizar su trabajo. Tal vez por eso no hay dos
termiteros iguales, puesto que en cada caso se adaptan a las condiciones del
terreno en ese punto y a las distintas profundidades, manteniendo siempre sus
objetivos, pero resolviendo los obstáculos sobre la marcha.
La
estructura geométrica del termitero, a medida que avanza la obra, es el
resultado de las soluciones adoptadas en cada paso, y el acceder a esas
estructuras es una labor delicada, que requiere un cuidadoso tratamiento,
similar al utilizado con las fulguritas (como veíamos en “Descarga de rayos:
Efectos y protección”).
No se conoce
ningún otro ser vivo sobre la Tierra, capaz de combinar la ingeniería
medioambiental, la arquitectura y la climatización, para obtener el máximo
rendimiento de lo que la naturaleza pone a su alcance.
Pueden verse
detalles sobre esas magníficas criaturas y sus ciudades hormigueros, en:
.- Huge Ant City in Brazil
.- Ants digging tunnels 900x life speed
Y en los
documentales de Nat Geo Wild – National Geographic Channel:
La ciudad de
las hormigas 1 – La ciudad de las hormigas 2 – La ciudad de las hormigas 3
Publicado el 7 de diciembre en: http://blogs.hoy.es/ciencia-facil/2012/12/07/las-termitas-consumadas-arquitectos/
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