miércoles, 23 de mayo de 2012

Alergia a la picadura de insectos


Publicado en www.alergiainfantillafe.org

Los himenópteros son un grupo de estos insectos que aparecen bajo 3 formas diferentes: por un lado están los Formicidos, conocidos como hormigas y por otro, dos grupos alados como son los Véspidos (avispas) y Apidos (abejas).

Formicidos (Hormigas)
La carencia de alas, junto con un instinto de defensa bajo hace que sea raro que una hormiga inyecte veneno. Los mecanismos principales de defensa no son en este grupo, por tanto, la picadura, sino que se basan principalmente en la mordedura y el uso de agentes irritantes al contacto.
                                                        Hormiga roja

Himenópteros alados
 Como ya se ha dicho, dentro de este grupo se pueden distinguir los Véspidos (carnívoros, especialmente en la nutrición de sus larvas), mientras que los Apidos optan por el vegetarianismo, aprovechando el néctar y el polen de las flores.
Morfológicamente es fácil diferenciarlas porque la abeja está cubierta por una abundante pilosidad de la cual carecen las avispas ya que estas no se dedican al transporte de polen. Además, el aguijón de estas últimas es liso, con lo que un mismo individuo puede picar varias veces, cosa que no ocurre en el caso de las abejas cuyo aguijón, al ser aserrado, permanece en el punto de picadura una vez clavado.

Véspidos
Se pueden distinguir en él 3 subgrupos:
Avispas no sociales excavadoras:
Sus nidos se encuentran en el suelo.

Avispas alfareras:
Construyen sus nidos con barro en muros y roquedos soleados aunque también en árboles y arbustos.


Avispas sociales 
Sus nidos son aéreos, con celdillas hexagonales, y construidos a base de celulosa. Siempre son colonias estacionales y no suelen reutilizar los nidos por lo que no resulta una medida muy útil destruir los que ya se han abandonado. Son los que más nos interesan desde el punto de vista alérgico y los 3 géneros más abundantes son:

Genero Vespa:
También conocidos como avispones. Tienen un tamaño mayor a la media y la tendencia a morder es mayor que la de picar.

Género Véspula:
Los nidos pueden ser tanto aéreos como situarse en huecos o en el suelo. Morfológicamente se diferencia del grupo siguiente porque el abdomen sólo se aguza por el extremo caudal, mientras que el extremo cefálico es recto.



Género Polistes:
Sus nidos siempre son aéreos. Es la especie de avispa más frecuente en nuestro entorno y se distingue del género anterior porque su abdomen está aguzado por los dos extremos, de forma parecida a un ojal.


Apidos
Se pueden distinguir 3 subgrupos:
Abejas solitarias:
Las posibilidades de picadura son muy bajas debido a un escaso instinto defensivo.

Abejorros:
Sus colonias son estacionales. Uno de los más abundantes lo constituye el género Bombus, cuyos nidos suelen estar en tierra, frecuentemente aprovechando ratoneras abandonadas. Estos ápidos son más grandes que las abejas.

Abeja de la miel:


Se trata de la especie Apis Mellifera y es el himenóptero más frecuente en nuestro entorno debido a su aprovechamiento como productor de sustancias útiles (miel, polen, etc) y polinizador de cultivos (frutales, invernaderos, etc). El nido suele estar contenido en una estructura llamada colmena, la cual es defendida fuertemente. Los nidos silvestres están ubicados en huecos y son cada vez más escasos debido al uso de pesticidas y por la aparición de enfermedades que destruyen la colonia.
Las posibilidades de ser picado descienden notablemente cuando se está cerca de un enjambre colgado de un árbol respecto a cuando ese enjambre ocupa una colmena o un hueco natural y se instala en él.

 Himenópteros y salud
Introducción
Se puede afirmar que las reacciones alérgicas a picaduras de insectos son tan antiguas como la vida misma. De hecho, en los jeroglíficos de la tumba del faraón Menes queda reflejada su muerte debida a la picadura de una avispa. En la actualidad, las reacciones alérgicas causadas por picaduras de avispas, abejas e incluso por determinadas hormigas, siguen siendo un serio problema médico.



Epidemiología
La prevalencia de sensibilización a veneno de himenópteros varía entre el 15-25% de la población general, aunque en grupos especialmente expuestos, como los apicultores, esta puede ascender hasta el 36%. Aproximadamente en el 30-40% de los individuos que han sufrido una picadura, se detecta una sensibilización, que puede desaparecer espontáneamente hasta en la mitad de los casos, en un periodo de tiempo comprendido entre 2-3 años.
La mortalidad achacable a este tipo de alergia no es bien conocida existiendo importantes diferencias entre los distintos países (1 caso al año en Dinamarca frente a 40 casos al año en USA, pasando por 16-38 casos al año en Francia). Muy probablemente, la mortalidad por estas picaduras es mayor de lo que se piensa pues un tanto por ciento importante de casos de muerte súbita de causa no conocida parecen deberse a este motivo. En España carecemos de datos al respecto hasta la fecha.
La prevalencia de reacciones generalizadas (en todo el cuerpo) entre la población general oscila entre un 0,8 y un 3,9%. Nuevamente, entre apicultores, esta tasa asciende a un 3,3 - 42% existiendo una correlación inversa entre el número de picaduras al año y la probabilidad de sufrir una reacción sistémica de tal forma de que cuantas más picaduras sufren, menos probabilidad. Según estos datos, se calcula que sólo entre el 5-15% de pacientes sensibles a veneno de himenópteros padecerán una reacciones genralizada.
En cuanto a las reacciones locales (hinchazón, enrojecimiento y picor en el punto de picadura), se estima una frecuencia de entre el 3,1-17%. No obstante, entre el 20-50% de este tipo de reacciones son debidas a un mecanismo tóxico.

Diagnóstico
El diagnóstico de alergia a veneno de himenópteros se basa en una cuidadosa historia clínica que permita, ante todo, clasificar el tipo de reacción (local o sistémica), y la identificación del insecto (en función de las características del mismo y la presencia o no de aguijón). Posteriormente, el diagnóstico se confirma con la realización de pruebas cutáneas y la determinación de IgE específica en sangre al igual que en el resto de procesos alérgicos.

Tratamiento
Normas generales
Los pacientes alérgicos a veneno de himenópteros deben adoptar una serie de precauciones:

Tratamiento sintomático
En las reacciones locales leve-moderadas se deben aplicar medidas locales como hielo o compresas frías y posteriormente alguna crema de corticoide. En las reacciones locales severas, además de lo anterior, suele ser necesario administrar un antihistamínico oral y en determinados casos, incluso también un corticoide oral. Las reacciones generalizadas han de ser tratadas como cualquier anafilaxia de otra causa, con adrenalina subcutánea. Además, es conveniente administrar un corticoide y un antihistamínico oral para prevenir la reacción tardía.

Tratamiento específico
La Inmunoterapia con veneno de himenópteros se viene utilizando desde hacer más de 20 años en todo el mundo con un alto índice de protección (90-95% de pacientes que han sufrido reacciones generalizadas no vuelven a padecerlas tras seguir esta modalidad de tratamiento).
Suele emplearse en pacientes adultos con pruebas diagnósticas positivas que hayan presentado reacciones genralizadas así como niños cuya reacción generalizada no sea exclusivamente cutánea sino que también implique algún otro órgano (aparato respiratorio, circulatorio, digestivo, etc). En único método válido para comprobar la eficacia de la Inmunoterapia con veneno de himenópteros es la repicadura espontánea o provocada.
Aunque no existe acuerdo general sobre cuando parar este tratamiento, se admite que se debe mantener, como mínimo, entre 3-5 años, siendo aconsejable disponer de alguna constancia de la eficacia de la misma, sobre todo a través de una repicadura, bien espontánea o bien provocada, bien tolerada.




Publicado en www.alergiainfantillafe.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario