Seguro
que habrán leído, estos días pasados, el suceso del kebab de Pamplona, donde
lamentablemente unos jóvenes resultaron intoxicados. Independientemente de la
mala praxis profesional de sus responsables, que no tuvieron en cuenta ni unos
mínimos protocolos de seguridad alimentaria, que hubiesen podido probablemente
prevenirlo, hay también otras consideraciones sobre los productos implicados...
Las
ratas y ratones han vivido con nosotros durante siglos y también, en ese mismo
tiempo, hemos intentado combatir esta plaga y desde los años 50, con productos
químicos específicos. Resulta fundamental el control de su presencia, además de
por los daños económicos, porque pueden llegar a ser vectores de enfermedades.
Los productos raticidas, matarratas o lo que los del sector llamamos
rodenticidas, están fundamentalmente formulados a base de anticoagulantes que
llevan a los roedores a la muerte por hemorragia interna. Son tácticas del
control de plagas, pensadas para que los animales, como ya he dicho otras veces
de las bacterias, con sus estrategias de supervivencia, no relacionen, al menos
de forma rápida, la ingestión de un producto y la muerte instantánea de sus congéneres,
ya que si no son aceptados no realizan su función. De ahí que se llamen de
acción retardada, lo que los hace especialmente interesantes y los más
utilizados actualmente.
Rata gris o de alcantarilla Rattus norvergicus |
Por
supuesto que el modo de acción de estos productos es muy similar a los
anticoagulantes utilizados en el ámbito sanitario para las personas, por lo que
un facultativo que observe en una analítica de sangre parámetros de
anticoagulación, máxime en unos jóvenes como en este caso, si no están en
tratamiento anticoagulante, piensa en intoxicaciones como ésta. Afortunadamente
existen antídotos, como la vitamina k, que permiten revertir, si es a tiempo,
esta situación. Pero a lo que iba, estos productos rodenticidas de tipo
anticoagulante, fundamentalmente a base de bromadiolona o similares, deben ser
bien identificados por su etiqueta. Si en ella se lee “uso por el público en
general” puede ser utilizado por cualquier persona, teniendo en cuenta las
instrucciones de la etiqueta y pensados para un ámbito doméstico. Si por el
contrario se lee “uso por personal profesional especializado” se trata de
productos, que por sus especiales características, deben ser utilizados por
personal con formación específica de las empresas de control de plagas,
adecuadamente autorizadas y en especial para un ámbito alimentario como es el
caso y en su venta se debe controlar esto.
Ratón doméstico Mus musculus |
Distinguir
estos usos es fundamental para un manejo adecuado, evitando sucesos como éste,
en el que además cuando se trata de alimentos, hay que ser especialmente
exquisitos. Lo sucedido en el kebab está en investigación judicial, de la que
se derivarán responsabilidades por delito contra la salud pública, pero una vez
más se pone de manifiesto la importancia de cumplir la legislación y de la
formación para una buena praxis profesional en este sector, ya que si no las
consecuencias pueden ser graves, ya lo hemos visto.
La
Unión Europea está trabajando en la búsqueda de productos menos peligrosos y
con una eficacia similar a éstos, para sustituirlos, pero no es tarea fácil y así
lo ha reconocido, concluyendo que de momento no puede hacerse sin riesgos para
la salud pública derivados de las plagas, por lo que ha decidido recientemente
prolongar su uso, al menos hasta 2024. Eso sí, los productos deben utilizarse
conforme a sus especificaciones y condiciones y así lo recalca expresamente, lo
que al parecer no se ha hecho en este caso. Como precauciones adicionales,
estos productos deben llevar obligatoriamente un agente repelente, normalmente
un amargante y un colorante para generar rechazo en su consumo, pero si se
camuflan en un alimento o salsa, esto cambia y pueden pasar desapercibidos.
Esperemos que se recuperen rápido pero también que se manejen estos productos
con responsabilidad.
Fuente:
Artículo de Teresa Ferrer Gimeno, jefa de sección de Sanidad Ambiental del
Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra
Publicado
en ANECPLA el 23 de noviembre de 2017
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