Hay unas pequeñas criaturas que pasarían desapercibidas si no fuera por un molesto hábito que tienen: el de alimentarse de sangre de animales y humanos mientras duermen. Se trata de las chinches de la cama, Cimex lectularius, unas criaturas que miden entre 1’5 milímetros (estadio ninfal) y 10 milímetros (adulto después de alimentarse), y que pueden sobrevivir durante varios meses sin alimentarse. Y, en contra de lo que pueda parecer, no aparecen en lugares sucios. Pueden encontrarse tanto en hostales como en hoteles de 5 estrellas; su único requisito es que haya gente durmiendo para poder alimentarse, y cuanta más mejor.
Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, estas criaturas son auténticas maestras del escondite: durante el día, son capaces de buscar cobijo ya no solo en las sábanas, sino en cualquier objeto cercano a la cama, incluyendo muebles y moquetas. Cuando llega la noche, son capaces de recorrer hasta 30 metros para encontrar a su víctima. Por suerte, no transmiten enfermedades, y en ocasiones sus picaduras pasan desapercibidas. En otros casos, causan tanto picor que pueden provocar problemas de insomnio.
Una investigación publicada recientemente en la revista Journal of Medical Entomology ha descubierto que las chinches de la cama tienen sus preferencias a la hora de buscar escondite. Según sus conclusiones, las chinches adoran las sábanas rojas y negras, mientras que evitan las que son amarillas y verdes.
«Se pensaba que las chinches irían a cualquier lugar para buscar refugio, pero los experimentos que hemos hecho muestran que prefirieron esconderse en ciertos lugares en función del color que tienen», ha explicado Corraine McNeill, una de las autoras del estudio e investigadora en la Universidad de Florida.
Las pruebas de las que habla consistieron en colocar a las chinches en pequeños platos transparentes (placas de Petri) y darles 10 minutos para elegir entre varios pequeños refugios de distinto color. Después de hacer esta prueba, realizada con chinches solitarias o en grupo, hambrientas o satisfechas, y con varias edades y sexos, los investigadores hallaron su preferencia por el color negro y rojo.
Imagen de CMcNeill http://jme.oxfordjournals.org/content/early/2016/04/20/jme.tjw033 |
Figura: Varias placas de Petri fueron utilizadas para experimentos de refugios de colores. (A) placas de Petri pequeñas se utilizaron para los ensayos de 2 posibles elecciones. (B) placas de Petri más grandes se utilizaron para los ensayos de 7 posibles elecciones.
Colores para buscar refugio
«Al principio pensábamos que las chinches podrían preferir el rojo porque este es el color de la sangre, su fuente de alimento», dijo McNeill. «Sin embargo, después de hacer el estudio, concluimos que el motivo por el que lo prefiere es porque ellas mismas tienen este color rojo, y van hacia esos refugios porque quieren formar grupo con otras chinches». Además, los autores sugieren que las chinches evitaban los colores verde y amarillo porque les recordaban a zonas luminosas, y que tienen afinidad por el negro porque parece ser una zona oscura.
«Estamos pensando en cómo mejorar las trampas de las chinches usando colores atractivos», ha añadido McNeill. Pero también ha explicado que el color podría aún ser más eficaz si se usase junto a ciertas feromonas o señales de dióxido de carbono.
¿Estos resultados significan que hay que tirar las sábanas rojas o negras? «Siempre bromeo y digo: "asegúrate de conseguir unas sábanas amarillas"», ha confesado Corraine McNeill. «Pero para ser honestos, creo que esto sería estirar los resultados demasiado». En lugar de eso, la investigadora sí ha dicho que su estudio podría servir para hacer trampas más eficaces. Pero cree que habría que hacer más estudios antes de recomendar no comprarse sábanas negras o rojas.
Fuente: OXFORDJOURNALS.ORG, CDC.GOV y ABC
Publicado el 4 de mayo de 2016 en Anecpla: http://www.anecpla.com/blog-anecpla-372#.VzXjOPmLSM9
Las imágenes proceden de la fuente inicial: http://jme.oxfordjournals.org/content/early/2016/04/20/jme.tjw033
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