Una de las
preguntas que se hace con más frecuencia a los entomólogos es ¿para qué sirven
los insectos? Hace un par de años me encontraba, en mi capacidad de entomólogo
forense, en el escenario donde se había encontrado el cadáver de una persona y
observé la voracidad de las larvas de moscas limpiando el cuerpo de toda su carne.
Le comenté a uno de los oficiales de policía que se encontraba presente que esto
era una clara ilustración de para qué sirven los insectos.
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La mayoría
de los insectos no tienen asociación directa con los humanos aunque, cuando
entran en contacto con nuestra cadena alimenticia, como polinizadores de cultivos
o vectores de enfermedades, sus efectos pueden ser dramáticos. Las moscas (Diptera)
son un grupo que contiene muchos ejemplos de insectos que entran en contacto
con las personas, y sus efectos son a menudo espectaculares.
Los tejidos
del cuerpo humano pueden representar una atractiva fuente de alimento para las
moscas y cuando están muertos esta atracción permanece. Hay algunas historias
maravillosas en la literatura antigua donde queda claro que se pensaba que la presencia
de una larva de mosca en un cadáver era debido a la generación espontánea.
En los
siglos XVII y XVIII científicos como Linnaeus tomaron nota de la presencia de
moscas en los cadáveres e hicieron la conexión con el subsiguiente consumo del mismo
por los gusanos.
El estudio
de los insectos encontrados en lugares donde se han hallado restos humanos ha
sido en muchas ocasiones muy valioso a la hora de determinar el momento exacto
del fallecimiento.
Cuando se
encuentra una fuente abundante de alimento, como puede ser un cuerpo humano,
tienen lugar una clara secuencia de eventos y los insectos que se encuentran en
los alrededores están ligados a estos eventos. La comunidad de insectos refleja
los cambios que ocurren dentro del cuerpo y tiene lugar una sucesión de vida
insectil.
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Después de la
muerte el cuerpo humano pierde calor rápidamente por lo que en poco tiempo se
pone a la temperatura del ambiente. Las fibras musculares cambian su naturaleza
y frecuentemente se endurecen a medida que el glicógeno que contienen se descompone
y se acumulan distintos elementos de su degradación como el ácido láctico.
Estas reacciones químicas producen un olor por el que muchos insectos son atraídos
y esta atracción lleva a la llegada sucesiva de distintas especies al cuerpo.
La sucesión
de fauna en los cuerpos, es decir, las series de distintos animales que visitan
el cuerpo después de la muerte, consiste principalmente de insectos. Las especies
de insectos encontradas en el cuerpo pueden a menudo dar pistas en cuanto a la
hora en que se produjo la muerte. Es muy importante identificar correctamente
al insecto, la fase en que se encuentra y cuando además se saben las
temperaturas puede ser posible hacer una estimación sobre cuando ocurrió el
fallecimiento.
Las
especies que visitan el cuerpo se pueden dividen en varios grupos. Los primeros
en llegar son generalmente los que van a alimentarse del cuerpo – estos son en
su mayoría moscas y coleópteros, siendo las moscardas casi siempre las primeras
en llegar. Otros insectos depredadores pueden llegar a continuación para
alimentarse de los insectos que llegaron primero. En algunos casos las avispas
y algunos coleópteros omnívoros así como arañas se acercan al cadáver para
alimentarse del gran número de moscas que se encuentran en el lugar.
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Todos estos
invertebrados pueden dar pistas sobre cuándo ocurrió la muerte.
No obstante,
son las larvas de las moscas las que pueden dar la estimación más exacta del
tiempo que lleva en el lugar el cuerpo después de muerto. Es muy importante recoger
y preservar todos los insectos que sea posible, ya sean huevos, larvas, pupas o
adultos. Es necesario preservarlos en alcohol o alguna otra solución puesto que
de esta manera se congela en el tiempo la fase en la que se encontraba el insecto
en el momento en que se encontró.
A
continuación se identifican las larvas de las moscas a nivel de especie. Esto
se hace mediante examen microscópico de cómo están dispuestos los espiráculos
(las aperturas a través de las cuales las larvas obtienen el oxígeno) y también
mediante un estudio minucioso de las partes bucales.
Cuando se han
identificado las larvas a continuación se miden. Para poder establecer el momento
de la muerte con la mayor exactitud posible, se miden las larvas más grandes puesto
que probablemente son las más viejas y por lo tanto habrán eclosionado de los
primeros huevos que pusieron las moscas hembras.
Una vez que
se han tomado una serie de mediciones, se estima la temperatura media del
lugar, puesto que el tamaño de las larvas depende mucho de la temperatura. De hecho,
puesto que se puede asumir que la fuente de alimento es infinita, el tamaño de la
larva está totalmente determinado por la temperatura.
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A veces es
muy difícil obtener temperaturas exactas para el lugar preciso del crimen, por
lo que se consultan estaciones meteorológicas locales y se hace una estimación para
la escena. Esta es una de las mayores fuentes de imprecisión de todo el procedimiento.
Una vez se
han medido las larvas y se ha determinado la temperatura, se le puede atribuir
una edad a las larvas empleando unas tablas publicadas ya hace años. Otra manera
de obtener una escala de tiempo más precisa es criar las larvas a partir de larvas
o adultos recogidos en el lugar en condiciones lo más similares posible a las que
se han estimado que prevalecían en la escena del crimen. Esto lleva tiempo pero
es necesario en algunos casos.
Una vez que
se ha atribuido a las larvas una edad lo más exacta posible, se puede estimar
en que momento ocurrió la muerte.
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Se tiene
que adivinar el tiempo que le puede haber costado a una hembra adulta encontrar
el cadáver, en general muy rápidamente en exteriores en verano, pero esto necesita
ser modificado en ciertas situaciones. La eclosión de los huevos y el desarrollo
de las larvas tienen que ser estimados también.
Como puede
verse, en muchas partes del proceso sólo es posible dar una estimación, no una
predicción exacta de los tiempos de los distintos eventos. Esto es normal por lo
que la determinación del momento de la muerte empleando la entomología no es una
ciencia exacta. En ciertas circunstancias las estimaciones hechas por los
entomólogos forenses pueden ser,
sin embargo, de gran ayuda para la policía a la hora de esclarecer los hechos
acerca de cuándo ocurrió un crimen.
Prof. Moray Anderson
Artículo publicado en Pest Control News – Diciembre del 2005
Las imágenes las he conseguido tras una búsqueda por "entomología forense" y "larvas cadavéricas" en Google Imágenes. Agradezco a los autores de las mismas por compartirlas en la red.
A su vez publicado en Killgerm - Biblioteca: http://www.killgerm.com/es/library.php
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