Ante la información que ya se publicó en este blogs la semana pasada de la detección de garrapatas, en comunidades autonómicas del centro de España, portadoras de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, ha despertado el interés por conocer la enfermedades que estos artrópodos pueden transmitir. Ver: http://controldeplagassanidadambiental.blogspot.com.es/2017/04/sanidad-detecta-garrapatas-con-fiebre.html
Las más frecuentes
son las de origen bacteriano, como la enfermedad de Lyme
En España hay más
de 20 tipos de garrapatas que pueden estar infectadas con una amplia variedad
de organismos patógenos y, de hecho, se estima que estos parásitos pueden
transmitir más de 50 enfermedades diferentes a los seres humanos, de ahí la
necesidad de estar atentos ante posibles picaduras.
«Las garrapatas
solo entienden del ser vivo que les aporta lo que necesitan para reproducirse,
que en su caso es sangre», según ha destacado el presidente del Colegio Oficial
de Veterinarios de Madrid, Felipe Vilas, durante un acto organizado en
colaboración con la empresa Zoetis.
Aunque las
garrapatas son más frecuentes en animales, también pueden picar a humanos,
especialmente en esta época del año ya que son artrópodos que suelen activarse
en los meses cálidos, desde la primavera hasta el otoño, lo que también
coincide con que es cuando la gente sale más al campo.
De hecho, ha
asegurado la presidenta en España del European Scientific Counsel Companion
Animal Parasites (ESCCAP), Guadalupe Miró, «una sola garrapata puede albergar
varios tipos de virus o bacterias».
Las enfermedades
transmitidas por garrapatas más frecuentes son las de origen bacteriano, como
la enfermedad de Lyme, la anaplasmosis o la rickettsiosis, las parasitarias
como la babesiosis o las de origen vírico como la encefalitis o la fiebre
hemorrágica de Crimea-Congo, cuyo riesgo sigue siendo bajo a pesar de que el
año pasado se detectó el primer caso autóctono en España, en un hombre que
acabó falleciendo.
A raíz de esa
muerte, el Ministerio de Sanidad inició un estudio para identificar la
presencia del virus Crimea-Congo en España y, según los datos presentados la
semana pasada, se han detectado cientos de garrapatas infectadas en Madrid,
Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha, tras más de 9.500 analizadas
del género ''Hyalomma'.
El investigador
Horacio Gil, del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos
III, ha reconocido que el estudio reveló una extensión del virus «más amplia de
lo que se esperaba» en España aunque, pese a ello, el riesgo de contagio a
humanos sigue siendo bajo.
Enfermedad de Lyme, más frecuente
Otras patologías
transmitidas por garrapatas como la enfermedad de Lyme son más frecuentes, con
unos 70.000 nuevos casos cada año en Europa, y aunque en España no hay
registros oficiales se estima que podría haber unos dos casos por cada 100.000
habitantes.
Esta patología está
provocada por la bacteria 'Borrelia' y la transmiten las garrapatas del género
'Ixodes', el mismo que también puede provocar la rickettsiosis, menos
frecuente, con unos 0,56 casos por cada 100.000 habitantes en España.
Pese a esa baja
incidencia, Gil ha reconocido que los estudios de seroprevalencia realizados en
diferentes regiones han detectado la presencia de anticuerpos contra estas
bacterias en hasta el 14 por ciento de la población analizada, lo que revela
que «pueden haber estado expuestos a este microorganismo».
El problema de
todas estas patologías es que no siempre provocan síntomas y, cuando lo hacen,
producen cuadros clínicos inespecíficos, lo que dificulta su diagnóstico y
tratamiento. «Los pacientes no saben que les ha picado una garrapata», ha
reconocido este experto.
De hecho, la
vicepresidenta de la Asociación de Lyme Crónico en España (ALCE), Ana Navarro,
ha reconocido que tuvo que convivir con varios diagnósticos «no acertados»
hasta que por fin se confirmó el origen de su sintomatología.
La ventaja, ha
añadido Gil, es que como norma general el parásito tarda entre 24 y 48 horas en
empezar a alimentarse de la sangre por lo que, hasta entonces, no habría riesgo
de transmitir la infección, de ahí la importancia de «retirarla cuanto antes».
Para ello,
recomienda usar unas pinzas de borde romo y punta fina o quitarlas con los
dedos con unos guantes finos, tratando de evitar su aplastamiento o el uso de
remedios naturales como aceite o alcohol.
Y en los días
siguientes a la picadura es preciso observar si aparece fiebre o erupción en la
piel ya que, en ese caso, hay que buscar atención médica indicando que ha sido
picado por una garrapata. De hecho, Gil recomienda incluso guardar la garrapata
en un frasco con papel húmedo en su interior para en ese caso poder precisar el
tipo de especie y detectar antes el patógeno.
De igual modo,
recomienda que tras ir al campo es preferible revisar cuidadosamente el cuerpo
para detectar la presencia de la garrapata o su picadura, sobre todo en axilas,
cabello, ingle, detrás de las rodillas, dentro y fuera de las orejas, dentro
del ombligo o alrededor de la cintura. En general, las garrapatas suelen
preferir los lugares calientes y húmedos del cuerpo.
Las imágenes las he obtenido por una búsqueda por "enfermedades bacterianas transmitidas por garrapatas" en Google Imágenes. Agradezco a sus autores por compartirlas en la red.